viernes, 30 de abril de 2021

EDGARD EL COLECCIONISTA - EL DESPERTAR DE LAS BESTIAS (HISTORIAS DEL CUADERNO NEGRO)

EDGARD, EL COLECCIONISTA EL DESPERTAR DE LAS BESTIAS (HISTORIAS DEL CUADERNO NEGRO) Como mi malvado medio hermano, Velasco, había prometido atacarme no solo a mí, sino a mi ayudante, Tristán, y a mi amada Aurora, decidimos buscarla para que estuviera más segura. Nada de gracia le hizo tener que dejar, aunque solo fuera por un tiempo, su querida tierra, con la vista de las sierras, los ríos y la naturaleza. No bien llegamos, Aurora nos recibió muy agitada. __Edgard: siento el mal rondando cerca. Es casi tangible. Lamenté haber dejado el prendedor con la piedra que me anunciaba la presencia de Velasco en otra prenda, pero no cabían dudas. Tristán también lo percibía: __Hay una energía maligna. Debemos apurarnos e irnos de aquí. Pasamos a la casa de Aurora, para que ella tomara sus pertenencias, y marcharnos. __Anoche, Edgard, Velasco se me presentó en un sueño. Es casi igual a ti. ´´Se diferencia en su mirada, cargada de maldad y odio. Me quiere para él. Desea procrear conmigo, para alimentar su poder. Tiene algunas facultades para controlar algunas fuerzas de la naturaleza, pero si se uniera a mí, su poder sería ilimitado. __Intentó seducirme con retorcidos argumentos, prometiéndome coronarme como una reina de la oscuridad, y poner el mundo a mis pies. ´´Lo expulsé de mi mente con un golpe de energía fortísimo, de una forma que debió dolerle bastante, y debilitarlo por un buen rato, dejándolo frágil y confundido. ´´Eso lo enfureció. Me debe odiar intensamente, y no va a cejar en sus esfuerzos de doblegarme para que sea una pertenencia suya, y vengarse de mi agravio. La rabia me atormentaba el pecho. Nos apresuramos a subir las cosas al coche, cuando de pronto sentimos un temblor en la tierra. Del suelo se abrió un cráter, del que emergió una serpiente gigantesca, ciega, con la piel semejante a la de las babosas o caracoles, de intenso color negro, con unas enormes fauces con colmillos como agujas. Antes de que pudiéramos reaccionar, siquiera, el bicho nos arrojó un coletazo que nos hizo caer desmadejadamente. En tanto, del río cercano emergía un enorme pez horroroso, lleno de agujeros en el cuerpo, de donde asomaban peces pequeños, dando dentelladas al aire con sus filosos dientes carniceros. La abominación tenía unos enormes ojos como pelotas, rojos como una matanza. Se arrastraba hacia nosotros ayudándose con las aletas erizadas de espinas. Un segundo coletazo de la serpiente, que intentaba mordernos, sin lograrlo por su carencia de ojos, nos sacudió dolorosamente. Del cielo descendió un pajarraco del tamaño de un helicóptero, con dos deformes cabezas con picos larguísimos y curvos. Una de las testas de la horrenda ave parecía envuelta en llamas. Aterrizó muy cerca nuestro. __ ¡Impongamos ya nuestras manos! Intentamos crear una barrera protectora contra las bestias que venían por nosotros. Aurora, muy pálida, comenzó a temblar. __ Tu hermano ha convocado a las bestias ancestrales dormidas, las de las pulsiones violentas, del mal de los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego. ´´No nos quieren matar, solo reducirnos para que él nos aprese. ´´No voy a permitirlo. Para nuestro absoluto asombro, Aurora lanzó un grito agudo, con un tono que no parecía venir de una garganta humana. Las bestias parecieron titubear, y manifestar malestar y dolor. El sonido atrajo a zorros, yaguaretés, perros salvajes, jabalíes, cóndores y buitres, que llegaron en tropel, atacando a los engendros con violencia brutal. Las bestias sangraban una espesa resina verde, que se solidificaba en segundos, luego de recibir los ataques de los animales del bosque. Lanzando unos gruñidos infernales, retrocedieron, volviendo por el lugar de donde habían llegado. La tierra tembló nuevamente. El río se agitó como en una furiosa crecida, y el aire fue surcado por un viento anormalmente caliente. __Creo que por ahora estamos a salvo. Pero una persona que es capaz de invocar a las bestias guardianas de la naturaleza, tiene un poder inmenso, y no se rendirá hasta salirse con la suya. ´´Ahora sabes la fisonomía de tu medio hermano. Cuando se te presente, (no falta mucho para ello), será como verte a ti mismo, en tu versión oscura. ´´Pretende esclavizar a Tristán y usar su gran don para hacer mucho daño. ´´Ya te dije que desea que sea su pareja, para diseminar su malvada simiente. ´´Y a ti, Edgard, te torturará de una forma monstruosa, para arrancarte con dolor tus poderes, y que tengan más fuerza maligna. __Marchémonos de aquí. Leeremos juntos el cuaderno de mi padre, y encontraremos las armas adecuadas para luchar con él. Junté los trozos de resina verde, la sangre de las bestias ancestrales de los elementos, para mi querida colección, y nos marchamos rápidamente. Tengo que idear la forma de eliminar a Velasco, pues de no ser así, podría transformar el mundo en un lugar mil veces peor de lo que es ahora. Se apoderaría de los objetos de mi colección, transformándolos en talismanes del mal, invirtiendo su polaridad de su naturaleza bienhechora. La guerra está declarada. Debo ganarla a todo coste. Confieso que deseo que termine pronto, porque ansío formar una familia con Aurora. Espero que el amor sea más fuerte que la maldad, el odio y las ansias desmedidas de poder. Los invito a La Morgue, que pronto se verá bastante agitada. Creo que hasta los muertos querrán salir de sus tumbas… Muy buena semana.

sábado, 24 de abril de 2021

EDGARD, EL COLECCIONISTA -LAS LARVAS DE LA MUERTE (HISTORIAS DEL CUADERNO NEGRO)

EDGARD, EL COLECCIONISTA LAS LARVAS DE LA MUERTE (HISTORIAS DEL CUADERNO NEGRO) Queridos amigos: a raíz de un episodio que me aconteció hace poco, quiero contarles sobre un escrito que encontré en el cuaderno de tapas negras de mi padre. En él me explica que hay una gran cantidad de poderes. El de mi amada Aurora, según lo que deduzco, está directamente relacionado a las fuerzas de la naturaleza. El de Tristán, mi querido ayudante y amigo, está en sincronía con el que yo poseo, pero es más poderoso que el mío, ya que tiene condiciones de captar cosas que yo no puedo. Mi don, hasta donde entiendo, tiene el propósito de encaminar las almas hacia el descanso eterno, y luchar contra las fuerzas que se opongan en ese proceso. Quizá por eso, mi padre me explica un detalle que yo desconocía sobre el “desencarnar” de los espíritus. Al morirnos, se desprende nuestra alma inmortal. Pegada a ella, existe una entidad energética parásita, que se alimenta de tristezas y obsesiones con los restos físicos de las personas. Estas “cosas”, para quien tiene la capacidad de visualizarlas, tienen un aspecto de repugnantes larvas gigantescas, y se pegan a las personas que propician sus apetencias por el dolor y el morbo por la muerte, y contaminan sus vidas y hogares con malas energías, trayendo desdicha y miseria. Mi padre me menciona que mi medio hermano me odia por mi capacidad de dar ascensión a las almas perdidas, que él anhela para transformarlas en elementos dañinos, en sus prácticas oscuras. No tiene muchos recursos para apresar espíritus, pero sí para controlar las inmundas larvas de la muerte, y manipularlas a gusto. Hace unos días, tomábamos café con Tristán casi a la madrugada, habiendo terminado un velatorio. Tristán me advirtió que mi prendedor de cristal estaba oscureciéndose, así que nos preparamos para otro ataque de mi malvado medio hermano, Velasco. Cerbero, mi mastín, empezó a gemir lastimeramente, mientras olisqueaba la puerta que daba al jardín. Escuchamos sonidos guturales, gruñidos, y pronto, la rotura de la puerta, que le dio paso a una horda de cadáveres en distintos estados de putrefacción, con las larvas que les referí anteriormente trepadas sobre sus cabezas descompuestas, como inmundas garrapatas. Por lo que entendimos, tenían toda la intención de ingresar al salón donde tengo mi colección, y saquearla. Impusimos nuestras manos ante el horrendo grupo, creando un débil campo de fuerza, que a duras penas los frenaba, mientras gruñían, pobres esclavos sin alma ni cerebro, títeres de mi nefasto hermano, desprendiendo pedazos de carne podrida en su lucha por cumplir su misión de esclavos. —Edgard, trate de seguir conteniéndolos. Yo voy a intentar algo diferente. Ante mi atónita mirada, Tristán se acercó a cada uno de los zombis. Desprendió con sus manos las larvas, y las aplastó entre sus dedos, salpicándose de un asqueroso líquido verde negruzco, que olía aún peor que los muertos, mientras gritaba a toda voz: —¡Aquí no tienes poder, ni espacio, ni control! Las horrendas larvas emitían un chillido espeluznante al caer, explotadas, quedando en el piso como cáscaras vacías, muy parecidas a la piel de la muda de una serpiente, pero con escamas movedizas, como si se negaran a morir del todo. Al arrancar esas abominaciones de las cabezas de los difuntos, estos cayeron en mi casa. Reconocí a muchas personas cuyos velorios había oficiado en distintos momentos. Me dio pena y rabia la profanación que habían sufrido, usados como marionetas para hacerme daño. Junté en un gran frasco los restos de las larvas, conjurando la oración de Tristán, y lo llevé con mi colección. No tuve más remedio que llamar al comisario Contreras para que me ayudara con el tema de los cuerpos, para devolverlos a sus tumbas. El pobre hombre casi se muere de la impresión. Con una brigada de hombres discretos, hizo gala una vez más de su inapreciable amistad, retirando los difuntos, y justificando la profanación del cementerio lo mejor posible. Me queda poco tiempo ante una confrontación frente a frente con mi perverso medio hermano, y ruego a las fuerzas del bien, al universo, y al Altísimo, me permita doblegar al mal y su reinado. Mis queridos amigos: las larvas de la muerte son reales. Contaminan en verdad de tristeza a las personas obsesionadas con ideas oscuras, los que juegan con la ouija, y los que se valen de brujerías para obtener algún beneficio. No los atraigan a sus vidas con prácticas dañinas. Los espero, como siempre en La Morgue, mi colección a disposición de ustedes, con todas sus historias.

sábado, 17 de abril de 2021

EDGARD, EL COLECCIONISTA- EL MAL SE APROXIMA (HISTORIAS DEL CUADERNO NEGRO)

EDGARD, EL COLECCIONISTA EL MAL SE APROXIMA (HISTORIAS DEL CUADERNO NEGRO) Me hallaba oficiando el velatorio de un querido amigo del pueblo, Saúl, cuando la cara de mi asistente, Tristán, revelaba inquietud y desasosiego. Se acercó a mí. —Tal como intuía, Edgard. Creo que algo malo está rondando en el ambiente. Señaló mi prendedor: estaba ligeramente más turbio el cristal. Comprendí que sería prudente sacar de la caja fuerte una vara de plata terminada en una afilada punta, entendiendo intuitivamente que mi padre la había dejado para un momento como éste. El espectro de Saúl apareció con gesto temeroso, haciéndonos señas. Efectué, a mi vez, un movimiento con mis manos, pidiendo que se tranquilizara. El velatorio transcurrió normalmente, salvo por la afligida presencia de Saúl, y nuestra propia inquietud. Tristán miraba tenso hacia todos lados, dispuesto a defenderme, si se presentaba mi malvado medio hermano, Velasco, que tenía toda la intención de asesinarme, y torturarme previamente para despojarme de mi don. Cuando concluyó la despedida, y todos se retiraron, Saúl se mostraba francamente aterrorizado. Las luces empezaron a fluctuar, y el cadáver de Saúl comenzó una descomposición acelerada, en contra de toda lógica. El olor era nauseabundo. El cuerpo se cubrió de pústulas purulentas, y la boca del muerto se abrió dislocando la mandíbula. De ella, con una velocidad de pesadilla, comenzaron a surgir arañas enormes, azabaches, con un ojo rojo plasmado en los horripilantes lomos. Tejieron con rapidez de pesadilla una mortaja alrededor del cuerpo, que parecía una momia de telarañas, y pronto todos los bichos se fusionaron en una sola araña gigantesca. Comprendí entonces que Velasco intentaría atrapar la energía del alma de Saúl, impidiéndole ascender hacia la luz, y, de paso, dañarnos todo lo posible con su ponzoña. Sin darnos tiempo a reaccionar, el engendro direccionó su tela hacia el alma, apresándola. Por la cara de sufrimiento del espectro, estaba siendo sometido a un gran dolor espiritual. Impusimos nuestras manos de inmediato hacia el bicho inmundo. De sus fauces nauseabundas se escuchó una carcajada espeluznante. Nuestro poder era inútil ante la fuerza de su maldad. Entonces, en un impulso, saqué de mi bolsillo interno la pequeña daga de plata, y la clavé en uno de sus globulosos ojos repulsivos. Un grito de agonía se mezcló con una amenaza emitida con un odio visceral: —¡Esto es solo el comienzo, Edgard! ¡Ahora no solo vendré por ti, sino también por Tristán y Aurora, y centuplicaré mis poderes! No bien terminó el discurso venenoso, del ojo comenzó a manar un líquido fétido verde, y la araña se fue achicando hasta quedar del tamaño de mi mano, petrificada. Se deshicieron al instante las telarañas que apresaban al espíritu de Saúl, y las que amortajaban su cuerpo descompuesto. —Te pido perdón, amigo, por el horror que pasaste, y por el estado en que quedaron tus restos. Puedes marcharte en paz. Siempre has sido una buena persona. Rezaré por tu descanso eterno. Saúl tenía un semblante aliviado, y podía percibir amor y agradecimiento. Nos saludó antes de ascender en un rayo de luz. Tomé la araña de piedra para mi colección. He decidido irles contando de a poco todas las historias que descubrí en el cuaderno de tapas negras de mi padre. Por hoy, este infausto encuentro con Velasco, me ha dejado agotado, pero si me ocurre algo, deseo que quede un registro, para que si alguno de ustedes, mis amigos, tiene el don, pueda defenderse de mi perverso medio hermano. Los invito a acercarse a La Morgue. No teman. Por ahora, están a salvo. Y como ya he dicho anteriormente, en algún momento, de todos modos, pasarán por aquí…

viernes, 9 de abril de 2021

EDGARD, EL COLECCIONISTA -HERENCIA FAMILIAR (HISTORIAS DEL CUADERNO NEGRO)

EDGARD, EL COLECCIONISTA HERENCIA FAMILIAR (HISTORIAS DEL CUADERNO NEGRO) Casi no he hablado de mi familia. He contado, anteriormente, que tuve un gemelo fallecido, Eduard, y que mi padre me inició siendo un niño en el negocio funerario, oficiando el velatorio de mi propio hermano. Sería falso decir que no guardé resentimientos hacia mi familia por permitir que me integraran a esta actividad desde pequeño, más allá de comprender que había un propósito tras ese accionar, que lo fui descubriendo con el tiempo, al encontrar en mi don una forma de ayudar en el mundo material y espiritual. Habiendo partido muy pronto mis padres, y con el resto de familiares muy lejos de mi pueblo, solo tomé por sentado seguir con mi vida. Hubo un pedido de mi padre que, por un extraño sentimiento, no cumplí. Él me pidió expresamente, que, cuando falleciera, abriera una caja fuerte oculta tras el retrato familiar, y siguiera sus instrucciones. Hasta el momento no había querido cumplir el pedido. Luego de una conversación con mi amada Aurora, tomé fuerzas para concretar la apertura de la caja. —Edgard: no somos jóvenes. Si realmente deseas comenzar conmigo una familia, debes hacer las paces con tu pasado, y resolver cualquier duda que haya quedado en el aire. “Estoy convencida, por mis creencias y experiencia, que para lograr sembrar un terreno con prosperidad, primero que nada, debes sanear la tierra, trabajarla y amarla. “No prosperan las semillas plantadas en un campo agotado, o con malezas… Estas palabras me animaron para correr el cuadro donde mis padres parecían contemplarme directo a los ojos, al igual que mi hermanito. Abrí la caja fuerte, donde encontré una cantidad de sobres fechados con el treinta y uno de octubre, mi cumpleaños. Sorprendentemente, eran posteriores al día actual. Había una piedra, parecida a un diamante, pero muy grande y transparente, y otros objetos extraños y variopintos, entre los que se destacaba una piedra más pequeña, del mismo material que la principal, engarzada para usar como un prendedor discreto. Al verla al trasluz, observé que en su interior tenía grabado un pequeño ojo. Ignoro como se puede plasmar una imagen en ese material, en su centro. Continué explorando la inmensa caja fuerte, hasta topar con un grueso cuaderno de tapa negra, que, al tocarlo, emitió un extraño cosquilleo. Tenía ilustrado también el ojo solitario en su portada, y al abrirlo, me encontré con la letra de papá. Comencé a leer con gran intriga. En principio, me decía que sabía que yo abriría la caja recién en el día de la fecha, que aparecía plasmada en la amarillenta hoja, lo que hizo que me estremeciera. Me explicaba muchísimas cosas que aclaraban su proceder de antaño, y que iré contando con el tiempo. Cada sobre, debía ser abierto para mis próximos cumpleaños, y contenían un obsequio, y una revelación. Es claro que el número de sobres me indicaba los años que me quedan de vida, un dato que me reservo. Pero voy a adentrarme en la historia que hoy les voy a contar, plasmada con el puño y letra de mi padre. Antes de conocer a mamá, siendo muy joven, y estando de viaje lejos de su casa, con unos tíos que le enseñarían la parte contable del negocio funerario, conoció a una hermosa chica, misteriosa y exótica, que no podía dejar de ver. Sentía una atracción irresistible hacia ella. Cuando estaba con Samanta, se creía en la gloria. Él insistió en serle presentado a su familia, ya que todos los encuentros eran clandestinos, pero ella nunca accedió. Le dijo que aún no era el momento indicado. Cuando no estaba con Samanta, papá sentía un intenso dolor en todo el cuerpo, adormecimiento, náuseas, y todo tipo de malestares. Estos solo se calmaban cuando volvía a ver a la chica. Samanta, de un día para el otro, simplemente desapareció. Papá enfermó gravemente. Les refirió a los tíos la historia con ella, y por más que se esmeraron en hallarla, incluso con la intervención de un detective privado, no la pudieron encontrar. Entre tanto, tomaron la decisión de enviarlo de nuevo al pueblo, porque en el hospital no daban en la tecla en cuanto a la naturaleza de la enfermedad, y pensaron que podía ser de origen nervioso. Habiendo completado sus conocimientos contables, totalmente desmejorado y acongojado, papá volvió a su casa. No bien regresó, se compuso totalmente, para gran alivio de todos, reiniciando sus actividades normales. Cuando un tiempo después conoció a mamá, y se enamoró de ella, en su mente, Samanta era un recuerdo borroso, como un sueño que uno no consigue recordar bien al despertar. Al unirse con mi madre, el don dormido de mi papá, sumado al de ella, despertó en todo su apogeo, dotándolo de clarividencia, entre otras cosas. Ese mismo don, que yo heredé con otras connotaciones, y menos poderoso, fue el que antes de fallecer le esclareció la verdad sobre Samanta: era una cultora del mal, una hechicera, que como un vampiro se alimentó de la energía de mi padre para potenciar su brujería, y lograr un propósito que alcanzó antes de desaparecer de su vida: quedar embarazada de él. ¡Tengo un hermano vivo! En el escrito, mi padre me advierte que ese hermano, lejos de ser familia para mí, como vástago de la oscuridad, me buscaría muy pronto para matarme y utilizar mis poderes para derramar dolor y maldad sobre el mundo. Yo tendría que confrontarme con él antes de tomar una decisión que implicara descendencia, y destruir su impronta maligna, también antes de que él tuviera hijos. La piedra transparente, me dijo, me anunciaría la cercanía de mi medio hermano: se iría oscureciendo de acuerdo a su cercanía. La más pequeña, la podría llevar en mis prendas para ver constantemente su color: el negro absoluto me diría estar frente a frente con él. No debo intentar encontrarlo. Él se acercará a mí, y debo estar preparado, ya que desde el mismo momento en que yo lea el escrito, mi medio hermano sabrá que yo tengo conocimiento de su existencia, y comenzará su cacería humana. No tengo temor. Me siento preparado y agradecido por el consejo de Aurora: no se pueden arrastrar traumas del pasado que contaminen una nueva familia. Hay que perdonar errores propios y ajenos antes de comenzar cualquier camino. Esa misma noche tuve la primera aproximación de mi medio hermano. Cuando estaba acostado, sentí un ruido como un chillido, y mi cuerpo, totalmente paralizado. Se trizó la ventana de mi cuarto, por la que entró una gigantesca y horrorosa ave carroñera: una especie de buitre, con plumas que olían a putrefacción, y un pico aserrado del que manaba un inmundo líquido verdoso. Aprovechándose de mi inmovilidad, el espantoso bicho se posó en mi cuerpo, y una voz de ultratumba salió de su fétido pico, del que asomaba una lengua bífida. —¡Al fin nos conocemos, hermanito! Aunque no te rebelaré aún mi rostro, te doy a conocer mi nombre: Velasco. Dicho esto, me arrancó el ojo izquierdo de un certero picotazo, mientras yo sentía una agonía de dolor y repulsión. De pronto, el ave pareció asustada, y soltando mi ojo, que latía como un pequeño corazón, alzó vuelo y desapareció por la ventana. —¡Despierte, Edgard, por favor! La voz de mi asistente Tristán me trajo a la consciencia, tras la horrible pesadilla. Me dijo que él se había despertado con una intuición extraña de peligro y desazón, y me encontró prácticamente convulsionando en mi cama, muy asustado. Le conté toda la historia, y prometió cuidarme y ayudarme. Juntos fuimos hacia mi colección, donde la piedra otrora transparente lucía una lechosa opalescencia grisácea. Velasco se aproximaba. El pin prendedor mostraba el mismo color enfermizo. Debería, de ahora en más, estar muy alerta. Pronto les iré contando mis encuentros, encomendándome al Supremo, pues parece que este ser, con mi misma sangre, es un ente absolutamente demoníaco. Los espero, amigos, en La Morgue, para mostrarles mi colección y sus historias. Y fíjense si las cosas de cristal que los rodean se oscurecen: algo maligno los puede estar acechando. Buena semana.