domingo, 31 de enero de 2021

#viernesnarrativo46 -CIUDADANO PRODUCTIVO

#viernesnarrativo46 CIUDANO PRODUCTIVO Solo faltaba un mes para que impactara el asteroide que contaminaría la atmósfera terrestre. Yo esperaba ya medio loco el mail con mi lugar de reasignación dentro del complejo subterráneo donde supuestamente la humanidad comenzaría nuevamente. Debo haberme puesto lívido al leer, muerto de ansiedad, que me denegaban un puesto en las instalaciones por no cumplir los puntos básicos solicitados como ciudadano productivo. De la palidez, pasé al rojo de la furia, y estampé con rabia el lapicero que descansaba en mi escritorio, entre latas vacías de cerveza. Enseguida me puse en cuatro patas, y lo rescaté del suelo mugriento: tenía cuatro porros guardados en el fondo. Me decían que no había pasado la prueba del alcoholímetro, de mi afición a los pasatiempos peligrosos, mis estudios incompletos, mi falta de empleo estable, y el poco empeño que ponía en conseguirlo. ¡Era para deschavetarse! ¡Yo era un comerciante! El mayor distribuidor de merca de la zona. Pero eso no lo pude poner en el cuestionario, en la sección laboral. ¡Si estos idiotas supieran los huevos y la actitud que hay que tener para vender falopa en la zona más peligrosa de la ciudad! Un solo error, y algún transa de mal humor te daba un curso acelerado de resiliencia, obligándote a recomenzar tu próxima jornada con un ojo o unos cuantos dedos menos. En el escenario berlanguiano de las calles del barrio, ahora casi desierto, había demostrado creatividad, destreza, astucia y sangre fría para sobrevivir a la miseria y el salvajismo que acechaba como una sombra oculta en cada esquina. Podía darle clases a esos burócratas de mierda sobre lo que se necesita para reiniciar una civilización, sin sus prolijos ítems, con su guion y asterisco clasificador de cada tema que me excluía de la vida. Este coroto de letras redactadas por un pecho frío sin roce con el mundo real, me quería convencer de que no era digno de respirar oxígeno, de esparcir mis genes, de continuar mi historia… Me tiré en la cama desecha, con las sábanas inmundamente sucias (olían a vómito reseco) imaginando, mientras la resaca me taladraba el cerebro, mi último mes de vida, y cómo sería perecer asfixiado, los pulmones colapsados, mientras los nenes bien a quienes le vendía las dosis de olvido y felicidad, respirarían hondo, preparándose para la reconstrucción de los nuevos esquemas sociales dentro de los túneles seguros y bien abastecidos bajo la tierra. En mi listado de clientes tenía una lista innumerable de gente que calificaba para la vida que me era negada: médicos, abogados, periodistas, curas, artistas… Podría escribir un reporte completo de mis prestigiosos consumidores, de toda la injusticia y corrupción en este barrio al que solo los privilegiados acudían a buscar sus gustitos ilegales. Al menos, sería una buena forma de pasar el tiempo sin volverme absolutamente loco. Primero tenía que despejarme la cabeza de la mezcla de vodka y cerveza con que me había bombardeado esperando ese mail de mierda que ahora me daba mi ultimátum. Pensé en fumarme un porrito para aclararme las ideas, pero no, no era un buen comienzo para un escritor. ¿Qué sería lo adecuado? ¿Café?

jueves, 28 de enero de 2021

EDGARD, EL COLECCIONISTA - NARANJAS SANGRIENTAS

EDGARD, EL COLECCIONISTA NARANJAS SANGRIENTAS El comisario Contreras me invitó a tomar un café para contarme un extraño caso que tenía. -¿Escuchó el rumor en el pueblo sobre el árbol maldito, Edgard? -Como todos. ¿Qué hay de cierto en eso? -Pues verá. Al principio pensé que eran habladurías. Como todos insistían con el tema, me acerqué a la estancia donde se encuentra, y de veras me sorprendí. ´´Es un viejo naranjo, en las tierras de los Benítez. Gente muy rica y poderosa. ´´Los nudos formaban realmente un rostro horrorizado. Impresionaba verlo. Pero lo más extraño de todo, eran sus frutos: en vez del color normal, el interior era rojo. Además, tibio. Y los que probaron su sabor, dijeron que sabía a carne en mal estado. Y a eso es a lo que olían. ´´Por las noches, los nudos del tronco que se asemejan a los ojos de la cara de madera, exudando lágrimas de sangre. ´´En la copa del árbol anidaban pájaros carroñeros, que comían los espantosos frutos, y estaba habitado por toda clase de alimañas. ´´De huecos del tronco salían arañas venenosas en cantidades increíbles, y víboras también. ´´Le atribuían al inquietante naranjo la muerte de sembrados y animales dentro del campo de los Benítez. -Qué fenómeno tan raro, Contreras… -Eso no es todo, Edgard. Hace un par de meses que había desaparecido un trabajador rural de la zona, que vivía con su esposa e hijos en un humilde ranchito. Esteban. Muy pobre. Trabajaba para los Benítez. Un día, se enfermó, el pobre, y el capataz no le tuvo piedad. Lo despidió. Pasó de la pobreza a la miseria. ´´Para desesperación de su mujer, el hombre salió una noche, y no regresó nunca. ´´Lo buscamos por todos lados. Sopesamos la posibilidad de que hubiera huido, abandonando a su familia, pero no se había llevado su ropa. ´´La cuestión es que su esposa decía que algo debió de ocurrirle, que jamás hubiera dejado a sus hijitos, y hasta ese entonces, no teníamos ninguna pista de su paradero. ´´Pero ayer, Ramona, la cocinera de la estancia, vino a hablar conmigo, desecha en lágrimas. ´´Me contó que Esteban volvió al lugar varias veces rogando trabajo. Hasta de rodillas se puso, implorándole al capataz que volviera a contratarlo, contando el hambre que sufrían los suyos. ´´El hombre, Torcuato, no tuvo piedad, y lo echó como a un perro sarnoso. ´´Un par de veces a la semana, alguien se colaba en el predio, y robaba gallinas, huevos y fruta. ´´Ramona me contó que desde la ventana de su habitación, había reconocido al ladrón: era Esteban, que desesperado, quería llevarle algo de comer a los suyos. Y aunque no estaba de acuerdo bajo ningún punto de vista con el robo, decidió callarse, y armarse de valor para rogarle personalmente al patrón que le pidiera a Torcuato que contratara nuevamente a Esteban. Le ponía muy triste su desesperación. ´´Esperó que don Benítez volviera de unos trámites que lo atareaban en la ciudad para hablar con él, pero quiso la desgracia que la desesperación de Esteban le hiciera ingresar nuevamente a la madrugada a perpetrar sus robos. ´´Ramona lo vio, bajo la luna llena, una vez que saqueó el gallinero, sin ser molestado por los perros, que lo conocían y apreciaban, cómo intentó trepar el naranjo, para llevarle fruta a sus hijitos. ´´Entonces, sintió el disparo en medio de la noche, y observó horrorizada cómo cayó de las ramas al suelo, ya muerto. ´´Entonces apareció en escena Torcuato, con un rifle, acompañado por un peón, de muy mala gana, al que obligó al cavar una fosa bajo el naranjo, y enterrar allí a Esteban. ´´Desde entonces, según Ramona, el árbol cambió, como si se alimentara del cuerpo y la tristeza del malogrado Esteban. Me dijo que no le importaba ya perder su trabajo, por lo que había guardado silencio, pero que no podía más con su consciencia atormentada, ni con la visión del árbol maldito. ´´Así que conseguimos urgente la orden de allanamiento, y bajo el estupor absoluto de don Benítez, cavamos al pie del naranjo, encontrando un cadáver putrefacto totalmente rodeado de raíces que lo atravesaban íntegro. ´´Se pudo reconocer la identidad prontamente por la medallita de San Cayetano que llevaba desde niño, regalo de bautismo. ´´Arrestamos a Torcuato, que no confiesa la identidad del peón al que presionó para transformarlo en cómplice del asesinato. Ramona tampoco dice nada a respecto. Arguye que no lo reconoció por la falta de luz. Sé que miente. Pero no es importante, a esta altura. Yo sospecho que es el hijo de ella, concebido con el patrón, siempre en secreto ese detalle… ´´Más allá de la tragedia, le cuento, Edgard, que una vez retirado el cuerpo del pobre Esteban, al árbol se le borraron los extraños nudos que parecían facciones humanas. La fruta volvió a ser normal, y se esfumaron los malos bichos que lo habitaban. Ahora resta esperar que dejen de enfermar animales y malograrse las cosechas. ´´En cuanto a la familia de Esteban, tuvo el magro consuelo de saber la verdad de su ausencia. Cuando terminen los trámites forenses, a usted le tocará hacerle el velatorio. ´´Don Benítez, al menos, le dio trabajo a la esposa, y un lugar en la estancia para ella y los niños. ´´Me tomé el atrevimiento de arrancar una naranja del árbol antes de que volviera a la normalidad, para traérsela a usted. La tomé, y me estremecí. Estaba tibia, y parecía palpitar. Pero en la energía que percibí del fruto, entendí que el alma de Esteban ya descansaba en paz. Obviamente, pasaría a mi colección, aunque seguro pronto mutaría en algo benévolo, sin la afiebrada angustia que la amargura de Esteban nutrió a través del árbol. Ustedes sacarán las conclusiones de esta historia, mis amigos. Así como no se justifica robar, yo no justifico los corazones duros y faltos de empatía. Revisen la fruta antes de comerla… Los espero en La Morgue, como todas las semanas.

lunes, 25 de enero de 2021

#domingodehistorieta La caja

#domingodehistorieta La caja Viene el momento mágico. Mamá le dejó a mano ´´la caja´´. Cuando aprendió a leer, accedió al micro mundo de cartón, lleno de historietas. Las frases hirientes de la semana se desvanecen en la primera hoja de dibujos y viñetas. ´´¡No se junten con el gordo chancho harapiento!´´, se pierde en el olvido. Patoruzú no es lindo. Ni siquiera se viste bien. Pero es fuerte, bueno, poderoso. Y su hermano, obeso, como él mismo, es querido y respetado. Y si lo agreden, se defiende con un contundente panzazo. Se mete en cada cuadradito, ingresando a un portal que le abre el triunfo del bien y la justicia, algo que no conoce en el patio de la escuela, ni en las calles que circundan su humilde casa. Imagina al poderoso indio aleccionando a sus torturadores. Donándole plata a su madre, para que pueda salir del barrio sumergido en la pobreza. De las carencias que le hacen llenar la panza de su hijo a puro pan, arroz y fideos, que los traga para tapar un vacío más allá del hambre. El espacio enorme y silencioso del padre ausente, evaporado entre recuerdos violentos. Las manos enrojecidas de la vieja, a veces sangrantes, de limpiar mugre ajena. Las dádivas de ropa vieja y raída que le queda chica por su panza desbordada de bronca y frustración, drenando las penas masticando el sabroso veneno que lo transforma en ´´el gordo´´, que le roba la identidad de su nombre, y el derecho a ser integrado sin burlas crueles entre sus pares. Pero los patrones le regalaron a la vieja ´´la caja´´, y nota que ese apetito lleno de angustia se satisface mejor con las historias heroicas de Patoruzú, que con los bollos de pan con manteca tragados compulsivamente. No sabe que ha iniciado un camino hacia una pasión que no tendrá forma de frenarse. Que hará lo posible por conseguir más historietas, y como no podrá comprarlas, él mismo irá adquiriendo habilidades para dibujar y escribir. Que sin darse cuenta calmará así el hambre enfermiza que el indio aplacó en primera instancia. No sospecha que llegará a la adolescencia con un talento forjado en la tozudez del que carece de recursos y se los inventa, y que, aunque se seguirá sintiendo inconscientemente siempre un gordo, será un pibe esbelto y luchador que triunfará con un don que él tomará con la naturalidad inocente con que Patoruzú enfrentaba a los malvados, y los redimía, incluso. Pero ahora, ´´el gordo´´ lo ignora. Se limita a degustar los tesoros de la caja, y a dejar abiertas las puertas por donde años después logrará hacer entrar el exorcismo de las penas, y la sanación de sus heridas con el arte…

viernes, 22 de enero de 2021

EDGARD, EL COLECCIONISTA- UNA GRANJA DE GUSANOS

EDGARD, EL COLECCIONISTA UNA GRANJA DE GUSANOS Entré a mi oficina para archivar unos documentos, y disponer de mi día libre. El sonido del teléfono me hizo intuir que la jornada no tendría la tranquilidad que esperaba. La llamada era de un colega del pueblo vecino, Horacio, quien me pedía que me acercara urgente a la comisaría, donde estaba arrestado. Sin demorarme en preguntas, le dije que iba para allá. Desistí de la oferta de Tristán, mi ayudante, para acompañarme y conducir el coche. Que al menos él tuviera un día pacífico. Al llegar, me recibió un comisario al que conocía, por haberlo visto al asistir en uno de los casos de Contreras. -El detenido no ha querido pedir un abogado, Edgard. Dice que usted intercederá por él, y que nos explicará que nada malo hay en su contra. -¿De qué se lo acusa, exactamente? -Es algo complicado. En primera instancia, de disponer en forma indebida de los cuerpos que se confió como funerario para cumplimentar el protocolo pertinente. ´´De contaminar el medio ambiente almacenando clandestinamente material cadavérico, y enterrarlo ilegalmente. ´´En realidad, Edgard, creo que su amigo necesita urgentemente ayuda psiquiátrica. Cumplimos en permitirle llamar a alguien. ´´El tema es que recibimos quejas de los vecinos, que decían que en el galpón contiguo a la funeraria de Horacio había un olor nauseabundo, y que el hombre negaba o rechazaba los comentarios. ´´Tuvimos que interceder. Nos atendió muy bien, diciéndonos que la gente no entendía que los tiempos habían cambiado, que era momento de reciclar, de aprovechar todos los recursos. Que él lo había comprendido con Estela. -Estela era su esposa. Falleció de cáncer hace un año. -Nos lo comentó. El punto es que cuando ingresamos al lugar, el olor casi nos hace desmayar. ´´Con una sonrisa muy feliz nos dio la bienvenida a ´su granja´. En el galpón había innumerables barriles, y abrió uno para mostrarnos su contenido. ´´Varios nos tuvimos que alejar para vomitar. Estaban ocupados con restos humanos putrefactos que hervían, literalmente de gusanos gordos y repulsivos. ´´Para mi absoluta sorpresa, Horacio, me dijo alegremente: -Llegaron justo para el momento de recolección: ahora es cuando se retiran las larvas, en su tamaño adecuado para su consumo, y se puede desechar el material de cultivo en el campo trasero, fertilizando la tierra para hacerla más potente. -¿Qué hace con los bichos? -Los consumo. Son una fuente riquísima de proteínas. Un alimento excelente. ¡Y le cuento que son riquísimos! El comentario generó una vomitona general, lo que disgustó a Horacio, pero no le quitó el entusiasmo en seguir con su exposición. -Veo que hay muchos prejuicios a respecto. Los prejuicios son hijos de la ignorancia. Miren la pulcritud con que se almacenan los productos, y juzguen por sí mismos. ´´Entonces nos mostró un sector del galpón con muchísimos congeladores, donde había cientas de bandejitas con esos horripilantes gusanos envasados como emparedados, con film transparente. Hasta tenían etiquetas con fecha de elaboración y vencimiento. -¿Vieron caballeros? Todo en regla, listo para registrar mi producto y comercializarlo. ´´El proceso de elaboración no es más ni menos impresionante que lo que se puede observar en un matadero. Pero aquí no hay crueldad. No se mortifica a ningún animal con hacinamiento o dolor. Y el producto final obtenido, es de alto valor alimenticio. Se indignó cuando lo llevamos. Por favor, Edgard, hable con él, y convénzalo de buscar un abogado, y la ayuda médica que requiere. Me llevaron a la sala donde me esperaba Horacio. -¡Hola, querido amigo! He venido lo antes posible. -¡Gracias, Edgard! ¿Te comentaron el motivo de mi detención? ¡Es increíble! -No lo sé, Horacio. No es legal lo que estás haciendo. Dispones en forma indebida de los cuerpos que te confiaron para velar, y entregar para su entierro... -¡Pené que tú me entenderías! ¿Recuerdas lo que siempre decía Estela, acerca de que la muerte no era un impedimento para prolongar la vida de los que quedaban? -Por supuesto. Pero ella, mi querido amigo, se refería a la donación de órganos. Fue una gran mujer, y concientizó a mucha gente a respecto. Su fallecimiento fue un golpe terrible para todos los que la apreciábamos. -Lo sé. Me apoyaste mucho en ese momento tan oscuro. Pero al fallecer de cáncer, no se pudieron donar sus órganos. No pudo concretar su deseo de brindar otra oportunidad al prójimo. ´´Me quedé con un sentimiento de culpa, de deuda con ella. Así que me puse a estudiar todas las posibilidades, teniendo en cuenta el proceso que sigue a la muerte. Me adentré en el tema de la entomología, y descubrí larvas comestibles, ricas en nutrientes, y experimenté mucho, logrando infectar los cuerpos con esa especie, para brindar un beneficio a la humanidad, como Estela hubiera deseado. ´´Mira, Edgard: tengo la última carta de ella, con su mensaje de amor, no solo hacia mí, sino para la humanidad entera. Tenla tú. Posiblemente te sirva para hacer entender mi causa, y viralizar su benévolo mensaje. -Gracias, amigo. La guardaré como a un tesoro. Pero, por lo pronto, urge sacarte de esta situación. ´´Está muy claro que la muerte de tu esposa te afectó demasiado, y en este momento, debes reflexionar con la ayuda de un especialista sobre el tema. Debes confiar en mí, y permitirme buscarte un abogado, y un médico. ´´Comprendo tus buenos propósitos, pero vas por un camino equivocado. Ten fe. Pronto encontrarás la senda correcta. No te dejaré solo. Horacio me miró con profunda decepción. Pero vi una pequeña luz de entendimiento en sus ojos tristes y confundidos. Nos despedimos con un abrazo, y me ocupé de que recibiera la atención indicada, y que no se divulgara la espantosa historia de la granja de gusanos. Me encargué de administrar su funeraria, para que tuviera ingresos durante su tratamiento. Y de que cada cuerpo siguiera su camino normal. Nada de novedosos reciclajes. A la carta de Estela, la hice llegar a los medios de comunicación, para concientizar sobre la importancia de donar órganos. Luego, formó parte de mi colección. El papel brilla en la oscuridad, y sus letras parecen escritas con oro fundido. Supongo que es la bondad y los nobles deseos que emiten la energía de quien la escribió. Los saludo, amigos, recomendándoles no buscar formas extremas de reciclaje, al menos con cadáveres, y los espero en La Morgue, para compartirle mis historias y mi colección.

jueves, 14 de enero de 2021

EDGARD, EL COLECCIONISTA- LA LADRONA DE TRISTEZA

EDGARD, EL COLECCIONISTA LA LADRONA DE TRISTEZA Aproveché las mansas horas de la madrugada para comentarle a mi amada Aurora un tema que me afligía. Los dos últimos velatorios que había oficiado, terminaron con una descompostura horrible de los asistentes. No solo les dolía muchísimo la cabeza y el estómago, sino que se sentían extrañamente confundidos y melancólicos, con una desdicha inexplicable. Lo primero que pensamos, con Tristán, mi asistente, fue en alguna intoxicación. Desechamos pronto la teoría: nosotros mismos consumimos todas las bebidas y alimentos ofrecidos durante las despedidas, y no tuvimos ninguno de los síntomas. Tampoco era viable pensar en una fuga de gas, cuyo sistema revisamos de todos modos. -Tengo una idea sobre lo que está ocurriendo. Puedo estar equivocada, pero no lo creo. Lo más seguro es que Lucrecia haya estado en tu funeraria. -¿Quién es Lucrecia? -Una hechicera. O bruja. O como quieras llamar a alguien que posee ´´el don´´. -Pues no me parece, Aurora. De haber alguien con esas características, Tristán o yo le hubiéramos detectado. -Mi querido Edgard: ustedes poseen el poder sobre las fuerzas del aire y del fuego, que capta las energías espirituales. Yo lo tengo en menor grado. Pero dispongo más desarrollados, los de la tierra y el agua, que cuidamos en el culto de la Pacha Mama. Esta mujer los tiene, y los usa para el mal, de pura vanidad. ´´Hay entidades diferenciadas, arraigadas al plano terrenal, que algunas personas con el espíritu enfermo convocan para pedir poderes. ´´A uno de estos entes acudió Lucrecia alguna vez, solicitando longevidad y belleza. ´´El ser que invocó se las otorgó. Lo que ella necesita para disponer de ellas, es alimentarse con energía de tristeza, odio o miedo. ´´La descubrí cuando tiempo atrás incendiaron el paraje donde vivo. ´´Se acercó entre los voluntarios con la excusa de ayudarnos, pero capté qué clase de ser era, y cómo devoraba el dolor y el terror de la situación que vivimos, como si fuera una golosina, enfermando a los afligidos, robándoles su fuerza vital. ´´Tuve que reprimir mi enojo, y con la ayuda de otros miembros del culto, le pedimos que se fuera. -¿Y cómo se expulsa a alguien así? -Nos concentramos en transmitir, a la vez que la invitamos a retirarse, todo el amor, la paz y buenos pensamientos posibles. ´´Fue como derretirle una careta con ácido: su hermosura impactante, de la que se vale para hacerse lugar en donde intenta infiltrarse, se desfiguró en el acto, mientras chillaba como un buitre. Nunca vi una mujer tan fea y vieja. No sé la edad que tendrá, Edgard, pero me atrevo a decirte que es milenaria. ´´Y es nómade. Va de un lugar a otro a alimentarse de dolor ajeno. Cuando se siente fuerte y renovada, se marcha a otro sitio, dejando a las personas a las que le robó su escencia muy enfermas y deprimidas. ´´El mundo es un coto de caza interminable para ella. Creo que se ha encaprichado con nuestro pueblo, pues vienen pasando cosas espantosas desde hace largo tiempo. ´´La puedes atrapar y expulsar en el próximo velorio. Te aseguro que va a asistir. Le salieron bien sus anteriores visitas. -¿Cómo la reconozco? -Aunque trate de disimular su extraordinaria belleza, la verás como a una jovencita de grandes ojos pardos rasgados, con reflejos dorados, de piel morena, y una larga cabellera castaña. Tiene una figura que no deja indiferente a ningún hombre, y un aire de tierna inocencia. Para más detalles, usa un broche en el pelo que imita una llama de metal, en simbolismo del odio que arde en la tierra. Me ruboricé al darme cuenta de que la había visto en los dos velorios. No pensé que fuera raro, dado que nuestro pueblo es pequeño, y siempre hay conocidos en común. Aurora se rió al ver mi cara. -No te avergüences, Edgard. Era lógico que te fijaras en ella. Apuesto a que Tristán también le prestó bastante atención. ´´Ahora que sabes de quién se trata, deben estar alertas, y para evitar que dañe a los asistentes robándoles su energía de tristeza, no deben dejarse ganar por el enojo. ´´Recuerda: sentir amor, es lo peor que pueden hacerle. Con estas premisas bien claras, y habiendo aleccionado a Tristán, solo bastó esperar. Y efectivamente: apareció en el velatorio, con cara de aflicción. Nos acercamos a ella, en forma discreta, para no alarmarla. -Disculpe usted, señorita. Tenemos que pedirle un gran favor. Una dama está descompuesta, con un ataque de nervios por el dolor de la pérdida, en nuestra oficina. No podemos calmarla. ¿Sería tan amable de acompañarnos, para ver si logra tranquilizarla? Quizás al ver a una linda jovencita, que le hable dulcemente, se sienta mejor… Lucrecia se iluminó con una sonrisa espectacular. Se debía estar relamiendo interiormente con la posibilidad de darse un gran banquete con la angustia de la supuesta afectada. Enorme fue su sorpresa, cuando al ingresar a la oficina, Tristán trabó la puerta, y puso música clásica a todo volumen. -El tema preferido del difunto, señorita… -¿Qué está pasando? ¿Por qué me encierran acá? -Sabemos quién eres, Lucrecia. Y queremos que te marches, en paz. Antes de que siquiera atinara a gritar, por sobre el volumen de la música, le impusimos las manos con los pensamientos más nobles que pudimos evocar. Capté, emocionado, el afecto que Tristán sentía hacia mí, por haberlo ayudado, y la magnitud de sus sentimientos hacia aquellos que atesoraba en su corazón. Por mi parte, vivencié intensamente todo el amor que siento y sentí en mi vida. El espectáculo que presenciamos, no me lo olvidaré jamás. El hermoso rostro de adolescente se transfiguró en el de una anciana horriblemente deforme. Sus bellos ojos mutaron a dos globos saltones, con venas negruzcas que palpitaban en forma impresionante. La naricilla perfecta se agrandó hasta una dimensión increíble, ganchuda y llena de verrugas peludas. Su boca de pimpollo tomó la forma de una pútrida caverna, en donde colmillos amarronados custodiaban una bífida lengua verde. Su piel de porcelana se cubrió de pliegues, arrugas y manchas, semejantes al cuero de un reptil prehistórico. El esbelto cuerpo se encorvó y retorció, con el aspecto de un esqueleto maltrecho cubierto de pellejos purulentos. La melodía clásica enmascaró bastante su grito de ave de rapiña herida. Con la agilidad de una araña horrorosa, trepó hasta la ventana, chillando de forma espantosa. Dejó caer en su huida el broche de su cabello, que de sedoso y tupido, pasó a ser una mata de hebras grises y ralas. El objeto pasó del rojo ígneo al color mustio de la ceniza de un fuego extinguido. Y, obviamente, ahora es parte de mi colección. Al margen de esta bruja espantosa, todos conocemos muy bien a gente común que se regocija con el sufrimiento ajeno. No le demos lugar en nuestras vidas a personas que disfrutan con el mal. Tarde o temprano, por mucho que se disfracen, terminan mostrando su verdadero rostro asqueroso y miserable. Los saludo desde La Morgue, mis amigos, invitándolos a disfrutar de mis historias y objetos coleccionados.

viernes, 8 de enero de 2021

EDGARD, EL COLECCIONISTA- ALFILERES

EDGARD, EL COLECCIONISTA ALFILERES Estábamos oficiando el velatorio de la señora Leonor, cuando de pronto, con mi asistente Tristán, percibimos un abrupto descenso de la temperatura de la sala. Había olor a ozono y una energía extraña que nos erizó la piel Junto al féretro, vimos el espíritu de Leonor, espantada, intentando escapar del espectro de una mujer de rostro maléfico, que la estaba atormentando. Despedía un aura oscura. En ese momento, Mercedes, la nieta de Leonor, criada por ella como su hija, entró en un ataque de llanto, que la concurrencia tomó como el dolor propio de la pérdida. Nosotros captamos que ella había tenido una percepción de las apariciones. La llevamos, para que se tranquilizara, a la oficina, con la excusa de ofrecerle un café. -Mercedes, ¿qué le ocurre? No creo que sea solo tristeza, ¿verdad? -Tengo una sensación horrible, señor Edgard. Mi lazo con mi abuela siempre fue muy estrecho. Yo sabía cuándo ella estaba feliz, y cuando estaba mal. Y ahora estoy segura de que algo terrible está ocurriéndole. Sentí de golpe el dolor de pinchaduras agudas en las manos, algo recurrente de sus malos momentos. Pero, ¿cómo puede tener un mal momento, si ya no está en este mundo? No lo entiendo… -Sé que le debe resultar muy confuso. Solo le voy a pedir que se calme, y que confíe en nosotros. Entendemos lo que siente, créame. Cuando termine el velorio, estaremos en condiciones de saber bien lo que ocurre. Tranquila. Lo que sea, tendrá una solución. Y volvió Mercedes a la sala, tensa y afligida. Cuando concluyó la despedida, y se retiraron los deudos, Tristán me dijo: -Observe el cuerpo de Leonor, Edgard. Las manos de la buena mujer estaban totalmente cubiertas de alfileres oxidados. -Saquemos esas cosas, ya, antes de cerrar el ataúd. Y cuando terminamos de hacerlo, ayudados por pinzas, ya que estaban profundamente clavados, aparecieron nuevamente las almas. Leonor penaba una angustia terrible. La mujer malvada tironeaba de ella como intentando retenerla, impidiendo su tránsito hacia la luz. Al unísono, impusimos las manos a las apariciones, intentando captar la naturaleza de lo que ocurría. Entonces, un torbellino de imágenes nos ilustró abruptamente la historia: ´´Leonor, siendo muy niña, fue puesta como criada de una familia muy adinerada, ´´La familia a quien le tocó servir no fue precisamente agradable. Todos la trataban muy mal, y la denigraban en cada ocasión posible. ´´La mujer que la acosaba, se llamaba Sara, y con tal de no verla en paz, la ponía todo el día a trabajar sin descanso. Solo le daban una pausa los lunes. ´´La hija de Sara, de la misma edad de Leonor, no perdía tampoco ocasión de humillarla cada vez que podía. Y el día de Reyes, le hizo un desfile con las hermosas y costosas muñecas que le habían regalado, mofándose de que ella no tenía ni un caramelo por presente. ´´Leonor, que solo era una niñita, creyó que podía subsanar esa carencia, y decidió, en nombre de los Reyes, hacerse un regalito. ´´El lunes, su día libre, la familia se ausentó de la casa, y ella se tomó la libertad de entrar al cuarto de costura de Sara, y seleccionar de un canasto pedazos de tela que se ponían allí para descartarlos más tarde. ´´Con una habilidad innata, fue armando una bella muñeca de trapos, vestida alegremente, y con una enorme sonrisa en la carita. ´´Muy feliz, esperó a que llegaran sus patrones, para mostrarle a la hija de Sara que los Reyes no se habían olvidado de ella. ´´Nunca imaginó las consecuencias de su inocente acto. ´´Cuando Sara vio el juguete, y supo que Leonor había entrado en su cuarto de costura, la tomó por el pelo, y comenzó a zarandearla. -¡Cómo te has atrevido, mocosa mugrienta, a tocar mis cosas personales! ¡Has robado mi material, y utilizado mis elementos! -¡No robé nada, señora Sara! ¡Tomé las telitas que usted tira a la basura! -¡Pues a la basura debían ir, no a tus sucias manos! ¡Dame esa porquería ya! Con los ojos llenos de lágrimas, observó cómo tiraban su linda muñequita a las llamas de la chimenea. -Y ahora, para que aprendas que lo único que tienes permitido con las propiedades de esta casa es limpiarles lo sucio, te voy a dar una lección, para que no se te olvide en tu vida. ´´Arrastrándola del cabello, tras la mirada indiferente del esposo, y una llena de malévola satisfacción de la hija, la llevó al cuarto de costura. ´´Allí, con una muestra de crueldad sin límites, le clavó en las manitas a Leonor todos los alfileres que tenía en existencia, y le hizo arrodillarse para pedir perdón. ´´Cuando Leonor lo hizo, con las manos sangrantes, le dijo: -Te doy media hora para quitarte los alfileres y colocarlos en su lugar. Controlaré que no falte ni uno. Y más te vale que mañana estés trabajando como si nada, porque de no ser así, te echaremos a la calle como el perro que eres. ´´Leonor logró quitarse los pinchos con muchísimo dolor. Ese día lo pasó encerrada en su cuarto, con las manos vendadas con una enagua propia. Y pese que el martes sus manos seguían doliendo horriblemente, logró cumplimentar sus labores, pese a su tormento, y a la pena de recordar todo el tiempo que su primer y único juguete, tan bonito y hecho con amor, fuera quemado sin poder haberlo abrazado ni una vez. ´´Con los años, Leonor salió de esa casa, sin soportar más maltratos, y consiguió trabajo y libertad para hacer su vida. Y eso, Sara jamás se lo perdonó. La consideraba de su propiedad, como una olla o un mueble, y más agraviada aún, cuando vio que logró una vida plena y feliz. ´´Ahora, ese espíritu oscuro y maligno, no le permitía marcharse al puro y benigno de Leonor. Sara solo tenía energía para el mal. Indignados ante la bajeza de esa sucia entidad, tomamos los alfileres oxidados, y se los arrojamos al colérico espectro de Sara, mientras yo le gritaba: -¡Te expulsamos de este plano, espíritu inmundo! ¡Vete con otros monstruos horrendos como tú, y sufre tus culpas y maldades! Los pinchos se clavaron en la imagen de Sara, que se retorcía de rabia. Se pusieron incandescentes, y ardieron, deshaciendo en cenizas al cruel fantasma dañino, que en ningún momento dejó de mostrar odio, aún mientras desaparecía de nuestra vista. Leonor tenía un gesto de paz agradecida, y nos señaló el féretro: entre sus manos, descansaba una linda muñequita de trapo. -¿Puedo tomarla, Leonor? Ella hizo un manso gesto de asentimiento feliz, y se despidió, abandonando el mundo de los vivos en medio de una bella bruma dorada. La muñeca de trapo renacida de las llamas de maldad e injusticia, es parte de mi colección, y con ella oramos frecuentemente pidiendo protección para los niños de todo el mundo. Hablé posteriormente con Mercedes, y ella me agradeció, diciéndome que podía sentir que su abuelita descansaba por fin en paz. Espero que cualquiera que perpetre un acto de maldad contra una criatura no se cruce en mi camino. No tendrá un final feliz. Se los aseguro, mis amigos, y los espero en La Morgue, con toda mi colección de historias a su disposición.

domingo, 3 de enero de 2021

ACUERDO POR PARTES

ACUERDO POR PARTES Luciana se sentía aliviada de haberse separado al fin de su abusivo esposo. Luego de mucho tiempo de soportar maltratos y humillaciones, decidió dejarlo, huyendo de la casa con sus hijitas, y denunciándolo previamente. El motivo que desencadenó su determinación fue una paliza recibida tras una estúpida sospecha de Antonio: pensaba que ella tenía un amante. Gustavo solo era un compañero de trabajo, con una amistad superficial. Pero una salutación navideña de él en su teléfono, le dio la excusa de acusarla con horrendos improperios, y golpearla duramente. Sin pensarlo mucho, Luciana cobró fuerzas para irse, alquilar una casita, y recomenzar la vida con sus hijas, lejos de la violencia y el maltrato. Mandó a sus niñas a la casa de su madre, donde pasaría Navidad, y comenzó a alistar la maleta para subirla al coche. Estaba exhausta por la mudanza, las emociones encontradas, la inseguridad de emprender una nueva etapa, con todas las dudas que conllevan una convivencia de tantos años, y tres hijas en común. La sobresaltó el móvil, con su tono de llamada. -¿Quién habla? -Antonio. ¿Esperabas el llamado de otro tipo? -¡Claro que no! Pero este no es tu número. ¿Qué quieres? -Pasar Navidad con mis hijas, como siempre, desde que nacieron. -Pues no puede ser. El juez te pondrá días de visita. ´´Lo mejor sería que lleguemos a un acuerdo de partes, y lo solucionemos amigablemente. Podrían estar contigo para el año nuevo. -Nunca pasé una Navidad sin mis niñas. -Antonio: recuerda lo que hiciste. Esto es consecuencia de tu violencia. Lleguemos a un acuerdo, a una custodia compartida. Tengamos paz, por favor… -Así que un acuerdo por partes. Me estás tentando, Luciana. Es justa una división por partes. Puedo decir que ya me convenciste. ´´Sé que las niñas están en casa de tu madre, esperándote. Y solo por hoy, vísperas de Navidad, te daré la razón. Como un regalito especial de Santa… Antonio colgó antes de que pudiera preguntarle nada. No le había agradado el tono sarcástico y misterioso. Decidió no dejarse atormentar por el desquiciado que le había arruinado la existencia por demasiado tiempo. Cuando terminó de alistar la ropa y los paquetes de regalos, escuchó un ruido proveniente de la hermosa chimenea que la había enamorado a la hora de decidirse a alquilar la casita. Pensó que eran gatos, aunque no pudo evitar un estremecimiento. Empezaron a caer piedrecillas, y quedó paralizada. -¡Jo, jo, jo! ¡Feliz Navidad! - escuchó por el conducto de la chimenea, con los ojos desmesuradamente abiertos por el pánico. El timbrazo del celular le arrancó un grito. -¿Antonio? -No, querida. Soy Santa. Él te manda su regalo de Navidad, siguiendo tu sugerencia de acuerdo por partes. Aunque se había colgado la llamada, quedó sin moverse, con el teléfono en la mano, mientras un goteo se iniciaba sobre los leños que adornaban el piso de la chimenea. Solo cuando vio caer los pedazos desmembrados de sus hijitas, parte a parte, el grito de horror salió de lo más profundo de su pecho, trascendiendo la noche, el tiempo y la cordura… @NMarmor

EL KRAMPUS

El Krampus El jefe de comisarios suspiró al colgar la llamada del intendente, enojadísimo por el hallazgo del ´´Santa´´, empalado en el gigantesco árbol navideño, atracción turística tradicional de la ciudad en su plaza mayor. Al hombre le habían arrancado los ojos, la lengua y los genitales. No era el primer año que mataban pobres diablos disfrazados de San Nicolás. Con su acceso exclusivo a datos de las víctimas, el comisario obvió comentar que los asesinados tenían antecedentes de pedofilia. Abrió su armario con ojos brillantes de entusiasmo. Sacó una serie de elementos punzantes, y una máscara horrorosa. Por unos segundos, volvió a ser ese niñito al que mamá no creyó cuando le contó lo que el tío le había hecho. Ella le amenazó con el Krampus, que castigaba a los niños malos y mentirosos. No habría regalo para él esa navidad. Era otra noche propicia para castigar niños malos…

|#MiDeseoOscuro @M4627C

|#MiDeseoOscuro @M4627C El insomnio arañaba mi cerebro encarcelado al lado de tu cuerpo dormido. Demasiado tibio. Demasiado vivo. No podía dejar de imaginarte con el lunar relumbrar de palidez cerúlea con que te quería. Pero tu piel tenía el tinte de la sangre pujante que te transcurría, tan terca, haciéndote vulgar y mundano. Aburrido y frustrante. Te removías en sueños, y yo quería verte quieto, envuelto en eternidad, pétreo y helado, con el perfume íntimo de las flores marchitas, de la carne que pierde su entidad celular, y es invadida por un microcosmos de seres que degradan y transforman. Que devoran. Mi deseo oscuro era tenderte en una cama roja y negra, rodeado de velas, desnudo y azulado con el tinte de la muerte. Morderte los labios silenciosos, sellando un secreto sideral de lo que nunca se dijo, de lo que no es tan banal para ser expresado con simples palabras, que siempre enlodaron nuestra relación. Dibujar tu contorno, trazo por trazo, con mis dedos ebrios de frialdad, en tu cuerpo transmutado en promesa de cambio, de sombras que acallan los temores cotidianos de choques, violencia, brutalidad. Y subiría sobre vos sin el odioso latido de tu terco corazón artero, manipulador, consiguiendo el milagro de despertar tu sexo, que no podrías usar para dañarme, para humillarme. Me empalaría en él, siendo tu dueña, tu ama, tu guía entre este mundo de dolor, y el abismo del placentero olvido de ultratumba. Te tomaría de forma dulce y salvaje. No tendría que pensar en el mañana. No habría reproches, insultos o golpes. No serías vos, realmente, sino el tierno ángel que dibujé en mis anhelos al conocerte, y que se deshojó en los vientos de la realidad hambrienta de penas y decepciones con la que te tuve tantos años. Y faltaba ya poco para el amanecer. No lograba desprenderme de mi ensoñación desbordada, libre de las cadenas de la luz de la mañana. Por una vez en mi vida tomé una decisión que trascendía la espera inútil, la fantasía, lo irreal. Me levanté silenciosamente, y en la cocina encontré el cuchillito filoso que te reservabas para los asados con amigos, por el que levantabas la voz si yo lo usaba en otra cosa que no fuera tu orgía de carne bruta. De carne muerta para agasajar ejemplares chatos y vacíos como vos. No te defraudaría. Te haría con él los honores. Pasarías a ser un semidiós, un altar donde quemar el incienso de mi deseo oscuro, cincelado por la cruel gota con la que horadaste mi alma fragmentada, confusa, maltrecha, minuto a minuto. Día tras día. Y te observé respirar, por última vez…

viernes, 1 de enero de 2021

EDGARD, EL COLECCIONISTA- EL JUEGO DEL TESORO

EDGARD, EL COLECCIONISTA EL JUEGO DEL TESORO Era de público conocimiento el romance de dos personas casadas, y el despecho de sus respectivos cónyuges. Pero nadie intuyó que el amor prohibido terminara como aconteció. Hubo una panfleteada, luego de la desaparición de la pareja, incitando al pueblo a una ´´búsqueda del tesoro´´, donde hallarían un premio poco convencional, y un mensaje dedicado a los adúlteros. Tuvo que imponer el comisario Contreras un toque de queda, para impedir a todos los curiosos que participaran del juego. Intuía un final trágico, y nos pidió a Tristán y a mí que lo acompañáramos en la búsqueda, en calidad de amigos, simplemente. Sabíamos que Contreras temía lo peor. También los esposos engañados habían desaparecido. Y, en plena noche, mientras el pueblo entero, lleno de curiosidad espiaba tras las ventanas, leyendo al igual que nosotros las pistas del panfleto, llegamos al primer lugar del reto. ´´Las mascotas que tuvimos en común, y creímos prolongación de nuestro amor. ¿Qué mejor lugar de descanso que la plaza donde las paseábamos? Junto al prócer del pueblo. Y sí, al pie de la única estatua del lugar, cavaron los agentes, alumbrados con linternas, donde la tierra estaba removida. Encontraron a un pobre perrito y a un viejo gato degollados, atados juntos. Se me revolvió de ira el estómago. Los animalitos no tenían la culpa de nada. Esa salvajada nada bueno podía presagiar. ´´Las maletas con la ropa con que pensaban huir. Y el dinero que robaron de las cuentas familiares. Que lo aproveche el que lo encuentre, en el lugar de los pecados más costoso. No tuvimos que pensar mucho para decantarnos por el hotelucho de citas menos vulgar, y más alejado del pueblo. En el jardín del motel por horas, efectivamente encontramos las maletas. Tanto la ropa como la plata estaban absolutamente empapadas en sangre. La cosa iba de mal en peor. ´´En todo crimen, existen cómplices encubridores que se hacen llamar ´amigos´. Acá está el ejemplo del destino de estos ingratos, que siempre terminan hablando de más. Y acaban en la vía. Hacia las vías abandonadas de un ramal de trenes que ya no atraviesa el pueblo, nos dirigimos en silencio. Un montículo nos indicó el lugar apropiado. No tuvieron que usar mucho la pala los agentes. Apenas estaba cubierto por una capa de tierra el cadáver de un amigo en común de las dos parejas. Aunque no se podía saber de buenas a primeras la causa de la muerte, el gesto de horror denotaba que lo habían martirizado. Le faltaba la lengua, que, por la enorme cantidad de sangre, seguramente había sido arrancada en vida del pobre infeliz. En su boca tenía un papel enrollado, donde a duras penas se lograba leer: ´´traidor, mentiroso y alcahuete´´. Tuvimos que darle ánimo a Contreras y sus muchachos. El juego macabro se estaba transformando en una pesadilla horrenda. ´´Al fruto del pecado, por el que huirían los infieles, se tiene que arrancar de cuajo. Y pese a su destino de no nacer, se hallará en un lugar de nacimientos. Con los pelos de punta, nos llegamos a la maternidad. En el terreno trasero del predio, una cruz blanca nos indicó el infausto sitio. Encontramos un feto muy pequeño, apenas formado. Nos paralizó el horror al imaginarnos a alguien arrancando del vientre de la madre al malogrado niño. ´´No separaremos a aquellos que eligieron estar juntos por sobre todo el sufrimiento ajeno. Por el contrario, los unimos más. Y para no ofender a Dios, se encuentran en el lugar correcto, pero olvidado. -¿Entienden ustedes a qué se refiere esto con lo de ´´correcto, pero olvidado´´? Antes de que se me ocurriera la respuesta, Tristán contestó con un hilo de voz: -El lugar correcto para los muertos es el cementerio. Y con lo de olvidado, puede tratarse del antiguo camposanto, adentrado en las afueras, que quedó en desuso con el crecimiento del pueblo…Pocos recuerdan ese sitio ahora. Hasta allí nos desplazamos. Entre lápidas destruidas, y monumentos mortuorios enmohecidos y mutilados, bajo un ángel con las alas rotas, hallamos los cuerpos de los amantes. Yacían desnudos, al descubierto. Ella mostraba la bestial incisión que se le practicó en el vientre para desarraigar a su hijito. Tenían las cabezas cambiadas, cosidas toscamente en el cuello ajeno. La escena era horrible. Y aún no terminaba. Quedaba una pista más. ´´Ya no nos queda propósito en la vida, ejecutada nuestra justicia. Somos el reflejo de lo que merecen los que traicionan el amor y la confianza. Nos quedamos donde se simboliza el pecado original. Nos miramos confundidos con Contreras. Nuevamente la voz cascada de espanto de Tristán nos ayudó: -Posiblemente hablen del término bíblico, que asocia a Eva y la manzana. Y hay un solo manzano en el pueblo. Está en la granja abandonada, cerca de aquí. De niño solía sacar fruta de allí. Efectivamente, en el viejo manzano que integraba una granja en ruinas, yacían colgados de una gruesa rama horizontal los esposos agraviados y lunáticos que decidieron la espantosa y terrorífica venganza. Un desapacible viento hacía oscilar los cuerpos, con los rostros ennegrecidos y las lenguas afuera de los despiadados. Los bancos a los que se habían subido para matarse yacían tirados bajo sus pies. -Gracias a Dios, acá se termina el juego, amigos. Me espera una larga jornada con los forenses, cercando y fotografiando los lugares de los hallazgos, y toda la papelería para procesar este horror. ´´Me ayudó mucho contar con ustedes. Díganme si puedo retribuir de alguna manera su amable generosidad. -Sé que no es muy correcto, Contreras. Pero cuando se termine de analizar cada prueba de este espantoso caso, le voy a pedir la cruz blanca, la que los dementes pusieron en la tumba del niñito. ´´La vamos a usar para rezar por tantas almas doloridas y sufrientes, y para rogar perdón y alivio ante este horror. -Por supuesto, Edgard. Y aunque con usted está de más decirlo, le ruego discreción. Ni Tristán ni yo abrimos la boca de lo sucedido esa nefasta noche,pero ´´el juego del tesoro´´ trascendió misteriosamente, y con lujo de detalles por todo el pueblo. Aquellos que estaban viviendo aventuras extramaritales, presas del terror, se abocaron a reconstruir hipócritamente una vida ejemplar. Las trabajadoras sexuales tuvieron que migrar a otros pueblos, ya que sus habituales clientes temían hacer usos de sus servicios. Los hoteles de citas pasaron la peor crisis económica de los últimos años. El comisario Contreras cumplió su promesa, y al terminar la terrible investigación, me cedió la cruz blanca, que hoy forma parte de mi colección. Rezamos mucho con Tristán para lograr que las almas torturadas alcanzaran la luz. Jamás podré justificar la venganza salvaje y encarnizada de los despechados, pero puedo dejarles un consejo, mis amigos: si algo nos puede rescatar de la locura, es la verdad. Si nos manejamos con mentiras y engaños, nada bueno obtendremos a cambio. Los espero en La Morgue con mi colección de historias. Si no les apetece venir, recuerden que de todos modos, tarde o temprano, alguna vez llegarán aquí. Un cordial saludo de este servidor.