sábado, 29 de mayo de 2021

EDGARD, EL COLECCIONISTA- LOS MONOS SABIOS

EDGARD, EL COLECCIONISTA LOS MONOS SABIOS Me llegaron dos difuntos para un velatorio conjunto. El comisario Contreras me contó los pormenores del deceso del matrimonio. La pareja fue descubierta pocas horas después de su muerte por una vecina, que asombrada por la ausencia de Elisa a una partida de cartas que jugaban siempre en día y horario determinado, fue a inspeccionar la casa. Al no contestar al llamado, entró con una llave que Elisa escondía en una maceta, tal como se lo mencionara ella misma. Al ingresar en la vivienda, un grito de horror brotó de su garganta: Elisa estaba acomodada en una silla, junto a Darío, su esposo. A Elisa le faltaban los ojos, las orejas, y la lengua. A Darío, pese a que la sangrienta impronta dejada con la mutilación confundía un poco, le habían cercenado los genitales. En la blanca pared del salón, escrito con sangre, se leía un cartel, con enormes letras: ´´He aquí a los monos sabios, que, aunque debieran ser tres, o cuatro en mi perspectiva, dejo solo dos´´. Anoticiada por la pobre vecina choqueada, la policía constató que faltaba la hija del matrimonio, Macarena. No se sabía si había sido víctima del ataque, también, o pasaba a ser sospechosa del crimen. Al ser menor de edad, se difundió una búsqueda de la muchacha, en condición de desaparecida. Cuando faltaba poco para iniciar mis labores junto a Tristán, mi ayudante, tocaron a la puerta. Mi amada Aurora acudió al llamado, y me avisó que traía un visitante. El brillo en sus ojos me dio a entender que era importante. Un muchachito muy menudo, de aspecto frágil y mirada febril, parecía rogarme atención. _Tome asiento, joven, por favor. Y dígame en qué puedo ayudarle. _Antes que nada, señor Edgard, le cuento que vine aquí porque conozco a su novia, y confío de antemano en usted. Se quitó el gorro, y cayó sobre sus hombros la melena apresada por él. Con sus ropas masculinas, había simulado ser varón, la jovencita. _Soy Macarena, la hija de la pareja asesinada, que están buscando por todos lados. ´´Pronto desapareceré con otra identidad, pero quiero compartir mi historia con alguien de confianza. Aurora me dio a entender que usted es la persona indicada. ´´Yo maté a mis padres. Les puse un sedante muy fuerte en el té de la tarde, y cuando estuvieron desvalidos y mareados, se encontraron amarrados a las sillas donde perecieron. ´´Los torturé vilmente. A mamá le arranqué los ojos, le perforé con un punzón los oídos, le corté las orejas y la lengua. Y a papá, lo despojé con un afilado cuchillo de sus partes viriles. ´´Así como lo cuento, sé que suena horroroso, pero créame, Edgard, que fue la consecuencia de una tortura que vengo tolerando desde que entré a la adolescencia. ´´Papá comenzó, no bien me desarrollé, a tener una conducta impropia conmigo. ´´Sus caricias y cariños se transformaron en manoseos desubicados. ´´Después de eso, fue una espiral ascendente de situaciones espantosas. Cuando era inminente que el accionar de mi padre terminara en violación, asombrada de que mamá no reaccionara con lo que era obvio a simple vista dentro de mi hogar, acudí a ella para pedirle ayuda. ´´Mi madre me abofeteó. Me dijo que yo era una degenerada, con pensamientos impuros, y que si mi padre obraba de una manera extraña, seguramente era porque mi impudicia y provocación lo llevaban a eso, y que ella en particular, como no había visto, ni escuchado nada al respecto, tampoco hablaría nunca del tema, que debía morir entre las cuatro paredes de mi hogar. Me amenazó con hacerme internar como demente si yo divulgaba ´´mis mentiras sucias´´. ´´Y creo que me llevaron a un estado cercano a la demencia, por terminar haciendo lo que hice con ellos. Fue una locura espantosa, pero no me arrepiento. ´´Aurora, aunque no sabe la totalidad de mi historia, me consiguió documentación para comenzar nuevamente en algún otro sitio. Abrió su mochila enorme, y sacó de ella unos frascos, donde flotaban las partes faltantes de los cuerpos cuyo velorio oficiaría. ´´Le dejo esto, señor Edgard. Aurora me contó que usted ayuda a las almas a encontrar la paz. Y ellos lo van a precisar con desesperación, por la horrible manera en que fallecieron. No digo que los perdono, pero ya hubo suficiente dolor. Sacó una estatuilla y me la tendió. Era una parodia de los monos sabios, porque además de los famosos tres, tapándose la boca, ojos y oídos, un cuarto se cubría la zona genital. Lo había visto en una serie televisiva. No sabía que se vendieran. _Compré por internet este cacharro. Creo que ilustraba mi odio, como me sentía, hasta que estallé y obré como usted ya conoce. Se la dejo también. Le ruego, Edgard, que no me delate. Es horripilante lo que hice, pero me sentí obligada por el asco y la desesperación. Libere, si puede, por favor, las almas de mis padres. Supongo que con la muerte que les di, se puede dar por pagados sus pecados en vida. La pobre niña ya se alistaba para retirarse. Otra vez había escondido su cabellera dentro de la gorra. Tenía una mirada de tristeza y desolación absoluta. _¿Realmente deseas marcharte, niña? Puedo hablar con las autoridades, y procurar justicia para ti… _Necesito hacerlo. Ya no creo en la justicia de los hombres. Mi propia madre me dio la espalda, cuando tuvo la oportunidad de frenar esta locura. Quiero recomenzar. ´´Lo que quedaba de mi viejo yo, Macarena, lo dejo con usted en los frascos y la figura de cerámica. Espero que al cambiar de nombre, en algún sitio lejano, como mayor de edad, con los documentos que me procuró Aurora, pueda resurgir de mis cenizas. Una parte muy grande de mí ha muerto en mi interior. Los ojos de la muchacha estaban llenos de lágrimas. Me sentí impotente. Solo atiné a abrir un cajón de mi escritorio, y ofrecerle un dinero, que, si bien no me sobraba en lo absoluto, a ella le haría más falta. Lo recibió avergonzada. Luego me abrazó, hizo lo propio con Tristán y Aurora, al salir de mi oficina, y se marchó, con su disfraz de muchachito, dejando para mi colección los restos mutilados de sus funestos padres, y la cerámica de los monos sabios con su ambiguo mensaje. Tendría que batallar mucho para que las sórdidas almas de la pareja hallaran el descanso eterno. El crimen que los unía, era prácticamente, bajo mi perspectiva, imperdonable. No me corresponde a mí juzgar, pero no puedo evitarlo… Amigos: jamás seamos ´´monos sabios´´. Si somos testigos de cualquier injusticia o aberración, debemos obrar en consecuencia. El silencio nos transforma en cómplices de un crimen, fuere cual fuere su naturaleza. Los invito una vez más a acompañarme en una visita por La Morgue. Según como lo vean, puede ser la entrada a un mundo de pesadillas, o una valiosa enseñanza. Los espero.

sábado, 22 de mayo de 2021

EDGARD, EL COLECCIONISTA- LA BATALLA FINAL (HISTORIAS DEL CUADERNO NEGRO)

EDGARD, EL COLECCIONISTA LA BATALLA FINAL (HISTORIAS DEL CUADERNO NEGRO) Hola, mis amigos. Hubiera querido no tener que contarles lo que les voy a relatar. La semana pasada, luego de oficiar un velatorio especialmente penoso, pues era de un querido amigo, mi ayudante, Tristán, captó al mismo tiempo que mi amada Aurora un oscurecimiento total de la piedra que tengo como prendedor. Corrí a ver la mayor, que también lucía negra como el carbón. La llegada de mi medio hermano Velasco era un hecho. Nos preparamos espiritual y psicológicamente a enfrentar al mal en su mayor exponente. Como si mis puertas de alta seguridad fueran de mantequilla, entró el corrupto, asombrándome con su rostro y porte: era una copia casi idéntica de mi persona. Con él había una bella mujer, de mirada dura y feroz: su madre, Samanta. Y el tercer visitante hizo que se me secara la boca del espanto: ¡mi propio padre, regresado de la muerte, con la terrible estampa que puede ofrecer un estado de descomposición avanzada! Comprendí al instante que ese zombi no era mi progenitor, sino un ser conformado por su cuerpo, sacado de la tumba con magia negra, y animado como un títere por Velasco y su madre para lograr en mí un golpe de efecto. _ ¡Por fin toda la familia unida! ¿Cómo está mi pequeño hermanito? ¿Acaso te sientes protegido al estar con Tristán y Aurora? ¡Nada más falso! ¡Solo facilitas mi trabajo! _Ya basta de juegos. Terminemos con esto lo antes posible. Impusimos los tres nuestras manos, intentando crear un campo de fuerza para repeler a los malvados. Velasco y su madre rieron a carcajadas. El zombi de mi padre sonrió mostrando el horror putrefacto de su boca plagada de gusanos. _No te esfuerces tanto, hermanito. No hemos venido solos. Trajimos más invitados a la fiesta. De pronto se materializaron cientos de espíritus de los que no habían alcanzado la luz del descanso eterno, emanando la oscura aura macabra del dominio que mi medio hermano tenía sobre ellos. Los espectros, horrorosos sus rostros sufrientes, de muecas del terrible dolor o culpa con que habían fallecido y caído en las garras crueles de Velasco, nos apresaron formando un capullo de energía nefasta alrededor de cada uno de nosotros, inmovilizándonos, y sumiéndonos en la agonía colectiva de su eterno sufrimiento y desdicha. _ ¿Viste que no era tan fácil, Edgard? Te di la oportunidad de evitarte el horror que les espera de ahora en más. Con mamá y papá tenemos la energía suficiente para transformar en esclavos abyectos a Tristán y Aurora. Sus dones serán usados para subyugar al mundo a nuestro antojo. Y tu amada tendrá un lugar de honor en mi cama, para darme una selecta progenie, algo que tú jamás disfrutarás. ´´Porque a ti te espera algo más terrible aún: para agenciarme con tus poderes, debo matarte de una forma lenta y dolorosa. ´´¿Qué te parece la perspectiva de ser despellejado vivo, mientras devoro tu don, segundo a segundo de tu sufrimiento, que durará horas? Sé que eres resistente, y cuando flaqueen tus fuerzas, te daré yo la energía para seguir vivo soportando el tormento. La idea es divertirnos por lo menos dos días. Me aseguraré de que lo aguantes. Tus amigos serán espectadores selectos del espectáculo, y cuando concluya, tendré tanto poder, que el mundo caerá ante mis caprichos. ´´Lo más divertido será tomar tu lugar. Robaré tu vida. Me haré cargo de la funeraria, agenciándome de todas las almas de este pueblo. Todos te verán como un malvado, y te recordarán así. Nadie sabrá que estás muerto, y que otro ocupa tu lugar. Velasco sacó de mi propia caja fuerte una daga curva que me había dejado mi padre. Mientras el zombi y Samanta extendían sus manos sobre Tristán y Aurora para debilitarles la mente y esclavizarlos, vi a Velasco acercarse hacia mí, entre la bruma traslúcida de espíritus que me inmovilizaban, con su arma en mano. Primero me desnudó, y se tomó el tiempo de observar concienzudamente mi cuerpo indefenso, eligiendo el lugar por dónde comenzar su maléfico tormento. Comenzó a aplicar la afiladísima hoja sobre la piel de mi brazo izquierdo, a la altura del hombro, arrancando lentamente un gran pedazo. Hice todo el esfuerzo del que fui capaz para no gritar. Sentía la lucha de mis amigos para tratar de liberarse y ayudarme, y la angustia que les causaba mi dolor, que se volvió tan intenso, que no pude evitar, casi al borde del desmayo, expulsar un alarido desesperado, a la vez que mi hermano sonreía, absorbiendo mi don desde su aura maléfica. Ya estaba por perder la consciencia. No podía tolerar semejante tortura. Velasco lo vio, y para evitar que el desvanecimiento me privara de sufrir, me envió una dosis de energía que me impidió desmayarme. Pese a mi extremo sufrimiento, mi mente se clarificó intensamente. Velasco se entretenía cortando lentamente mi carne indefensa, gozando mi dolor, y ´´tragando´´ golosamente mi poder. En vez de gritar nuevamente o suplicar clemencia, alcé mi voz, que sonó como un trueno clamoroso: _ ¡Espíritus dolientes! ¡No están obligados a ser esclavos de este malvado, sufriendo las miserias terrenales por toda la eternidad! ¡Libérennos, y yo les prometo el ascenso hacia la luz de la misericordiosa paz! Los espectros se agitaron, como saliendo de un letargo pesado, observándose entre ellos con gestos de duda, y una pequeña cuota de esperanza. _ ¡Maldito mentiroso! - Velasco estaba furioso, y mientras vociferaba, me arrancó un extenso pedazo de piel. - ¡No lo escuchen! ¡Ustedes son mis soldados, y formarán parte de mi gloria durante mi reinado! ¡Les ofrezco ser protagonistas de mi triunfo! ¡Él no puede liberarlos! ¡Y menos aún en el estado en que se encuentra ahora! _ ¡Almas cautivas! ¡Aún en mi momento de mayor dolor y sufrimiento, solo necesito de su voluntad para que accedan a la caritativa calma de la luminosidad del plano celestial! ¡Si de verdad lo desean, serán perdonadas sus culpas y errores, y este ser abominable dejará de ser su amo! Los espíritus captaron mi energía, y la compararon con la de Velasco. La gran mayoría de los espectros soltaron la sofocante trama que formaban alrededor de nuestros cuerpos. Solo unos cuantos, los que no tenían salvación continuaron con su sujeción. Los que nos libraron, pasaron a encapsular a Velasco, Samanta y el patético zombi de mi pobre padre. Ya sin la energía que me había enviado mi hermano para poder seguir sufriendo consciente, desangrándome, hice un esfuerzo sobrehumano para proseguir lúcido. Tristán y Aurora, concentraron en mí sus poderes, y los entes que aún nos sujetaban, se deshicieron en cenizas, entrando en el inframundo, a purgar allí sus pecados. _ ¡Asquerosos cerdos inmundos y traidores! ¡Suéltennos! ¡Somos sus amos! _Ustedes ya no tendrán más amo que el Altísimo, en unos minutos. Aurora impuso las manos sobre Samanta, tomando su insano poder, y la bella mujer se transformó en lo que era: una bruja horrible, milenaria, que fue secándose hasta verse como una momia espantosa que se hizo polvo mientras gritaba con chillidos infrahumanos, que parecían los graznidos de un ave de rapiña descomunal. Tristán se encargó del zombi, que solo cayó al piso como lo que era, un muerto arrancado de su tumba, desprovisto de su vida ficticia, transfundiendo esa energía hacia mi ayudante. Y yo, aun detestando el asesinato, me acerqué a Velasco, mientras tomaba su don, que huía de su cuerpo sujetado por las almas que esperaban ser salvadas. _ ¡De nada te servirá matarme, asqueroso cordero abyecto! ¡Volveré del mismísimo infierno con mi madre a reclamar lo que me pertenece! ¡Lo juro! ¡Nunca más dormirás tranquilo por las noches! ¡Te odiooooooooo….! _Pues precisamente esa es tu perdición, hermano. Le arranqué la daga curva, y de una certera maniobra, cercené su cabeza, que cayó del vil cuello que la sostenía. Este esfuerzo me hubiera derrumbado, de no tener un deber pendiente por cumplir. Nos alineamos con Tristán y Aurora, haciendo resonar en la noche una plegaria que fue liberando las almas otrora esclavas de mi maléfico medio hermano. Parecía una fiesta de luces estelares. Miraba los rostros agradecidos, mientras nos saludaban ascendiendo entre chispas de energía positiva hacia la paz del descanso eterno. Luego de ese maravilloso espectáculo, me desmayé. Desperté con mi brazo vendado, en el que quedaría una cicatriz muy fea. Eso no me importaba. Al abrir los ojos, mis queridos Tristán y Aurora estaban velando por mí, sonriendo al notar que había despertado. _Usé medicinas naturales para curar la mutilación, Edgard. Espero que no te moleste que Tristán haya colocado el pedazo de piel que te arrancó Velasco en los estantes de tu colección. Para nuestro asombro, le apareció un tatuaje: un ojo solitario, como el de tu piedra y el cuaderno de tu padre. También tomó la cabeza cortada, y la guardó en un frasco, junto a tus trofeos. Solo pude sonreír, y abrazar a mis amigos amados. Me espera un tiempo de convalecencia hasta recuperarme totalmente, pero me siento pleno, a salvo y feliz. Sé que es el momento indicado de comenzar mi familia. Los invito a La Morgue a acompañarme en mi recuperación, y ver la cabeza de Velasco, idéntica a la mía flotando en un enorme frasco, tal y como lo merecía. Buena semana, mis amigos.

EDGARD, EL COLECCIONISTA- EL AHORCADO

EDGARD, EL COLECCIONISTA EL AHORCADO Vino el comisario Contreras a visitarme en mi convalecencia, con muchas ganas de contarme algo. Una vez indagado mi estado de salud, pasó a relatarme su historia. ¬_Creo que tendrá trabajo doble apenas se reponga. El matrimonio Saravia. ´´Ella, Alina, era sumamente celosa. Armando, que trabajaba de noche como taxista, pese a saberlo, tiraba canitas al aire. ´´Alina le dijo que se haría leer el destino por Doña Remedios, la curandera, y que si salía en el tarot un engaño, que se diera por muerto. Ninguna persona en sus cabales le daría crédito a lo que dijera un mazo de cartas, pero Alina estaba enferma con su obsesión, que más allá de lo ilógico del método, tenía fundamento. ´´La adivinación predijo que Armando la engañaba con una mujer rubia, y que pronto la abandonaría, huyendo con ella, que le daría un hijo. Alina perdió por completo la cabeza. Esperó que su marido se durmiera. Lo ató a la cama, y amordazó. El hombre despertó inmovilizado, y muerto de miedo al ver a su mujer mirándolo con odio, y un cuchillo muy filoso entre las manos. ´´Le hizo una incisión en el abdomen, hasta llegar a los intestinos. Cuando los halló, tiró de ellos como si de una soga desenrollable se tratara. Me imagino el dolor agónico que debió sufrir el pobre tipo. Me estremezco de pensarlo. ´´Siguió expandiendo el rollo de tripas hasta alcanzar el gancho de la lámpara del techo. Con una silla ató los intestinos allí, hizo un nudo, se colgó, y pateó la silla. ´´Armando, aparte de sufrir su propia agonía y martirio, tuvo que contemplar como Alina se ahorcaba, hasta quedarle azul la cara, los ojos para afuera, y la lengua colgando grotescamente. La liberación de la muerte, según la autopsia, le llegó antes a ella que a él. ´´Pero fíjese, Edgard, que tarot o no tarot, Alina y Remedios no estaban equivocadas, porque encontramos los cuerpos gracias a que Sofía, la amante de Armando, nos llamara preocupada, contándonos de la desaparición del hombre, que había planeado escapar con ella de los celos enfermizos de su esposa, y comenzar una nueva vida. Nos contó, además que estaba embarazada. ´´En principio, solo fuimos a corroborar porque Sofía estaba histérica, y no queríamos que por los nervios le ocurriera algo, más en su estado. ´´Imagínese lo que sentimos al encontrar el cuadro del hombre destripado, y la mujer ahorcada, ambos rodeados por una nube de moscas verdes, con un olor nauseabundo flotando en el infernal ambiente. ´´Luego de que se llevaran los cuerpos, indagamos entre los vecinos, que nos indicaron averiguar con Doña Remedios, y cerramos más o menos el cuadro de la situación. ´´Le cuento que en la autopsia, encontraron entre el tajo horrendo del triperío, tres cartas de tarot, que Remedios notó en falta: El loco, La muerte, y El ahorcado. Sé que no es lo correcto, pero se las traje, porque no esclarecen la situación más de lo que los testimonios de los cuerpos, la amante y la curandera. ´´¿Qué opina sobre el tarot, Edgard? ¿Puede ser que prediga así, tan cabalmente, el destino? _Pienso que interpretamos los que intuimos, en gran medida. Hay gente con el don, eso lo sabemos bien. Pero Doña Remedios, lo que maneja es la sabiduría de los años, el conocimiento de la gente. Y tiene la oreja bien parada para los chismes del pueblo… ´´Le agradezco, Contreras, por las cartas. Calculo que ya voy a estar listo para oficiar los velatorios de los difuntos, y conseguir la paz para sus almas. Creo que no deben estar tranquilas en este momento… ¬_Eso supongo. Morir de esa manera es algo terrible. Parece, amigos, que pronto vuelvo a trabajar. Y les dejo un consejito: no se dejen influenciar por un dictámen leído en un mazo de naipes. El destino lo construimos con las decisiones que tomamos a cada instante. Los espero en La Morgue, si quieren ver las cartas sangrientas, entre el resto de mi querida colección.

sábado, 8 de mayo de 2021

EDGARD, EL COLECCIONISTA - EL ÚLTIMO PACTO (HISTORIAS DEL CUADERNO NEGRO)

EDGARD, EL COLECCIONISTA EL ÚLTIMO PACTO (HISTORIAS DEL CUADERNO NEGRO) Nos llamó la atención, a la hora de la cena la ausencia de mi fiel mastín, Cerbero, por lo que lo buscamos y llamamos sin resultado. Aurora descubrió dónde se hallaba. Clavado sobre una cruz invertida de madera, enterrada en mi jardín, estaba mi pobre compañero de tantos años. Lo habían degollado, luego de rajarle el vientre, de cuya rotura pendían sus intestinos. Estábamos impactados más allá del espanto. Amaba a mi perro. Tristán, mi ayudante, tuvo la entereza de acercarse para despegar la nota fijada en la parte superior de la cruz. Era una carta de mi funesto medio hermano. ´´Pequeño hermanito: estoy seguro que este hallazgo te ha sorprendido de verdad. Te sientes tan poderoso y seguro, que no has verificado la piedra que te anuncia mi cercanía por su cambio de color. ´´Crees que porque te encuentras con Aurora y Tristán, están a salvo, con la garantía de sus poderes unidos. Ya ves que no es así: podrías ser tú mismo quien yaciera ahora pendiendo de una cruz. ´´Te voy a proponer, un último gesto de buena voluntad hacia ti. (Después de todo, compartimos la sangre de nuestro padre). ´´Piensa en esta posibilidad: unamos nuestros dones, y el mundo, tal y como lo conoces, cambiará absolutamente. Seremos amos y señores de un universo nuevo, diferente. ´´Sácate de encima ese dilema de ponderar el bien y el mal. Si existen, es porque son necesarios en el equilibrio cósmico, y lo nivelan. Que pases de uno a otro no causa ningún inconveniente, ya que ambos sirven al mismo propósito. ´´Si accedes, ambos tendremos descendencia con Aurora. Nuestros hijos serán indestructibles, y Tristán procreará con selectas aliadas mías, dotadas del don, y será nuestro primer ministro en el nuevo reinado, junto a mi madre, y otro aliado, cuya identidad me reservo, por ahora. ´´Capitanearías un ejército de almas desencarnadas, que obrarían esclavas de tu voluntad. ´´Si estás de acuerdo con el pacto, lo sellarás prendiendo fuego la cruz con tu perro. Yo sabré captar en la energía de las llamas la veracidad de tus intenciones. ´´Si desistes de aliarte conmigo, te espera una muerte lenta y dolorosa. ´´Tu amigo Tristán será un títere torturado, para usar a mi gusto sus poderes, y tu bella Aurora, lo quiera o no, traerá al mundo a mis herederos, como esclava personal para usurpar su don a mi favor. ´´Esta es mi última muestra amigable de conciliación. Se me acaba el tiempo y la paciencia. Si no accedes, te arrepentirás amargamente. No cambiarás el curso de la nueva era que se avecina. ´´Espero la señal a medianoche. Tristán y Aurora me abrazaron. Me caían lágrimas de tristeza y odio, lo cual me desagradaba profundamente: el odio es un sentimiento indigno, bajo. Le quité a Cerbero su collar, que relumbró con la energía del amor y la lealtad que me tuvo siempre. Pasaría a mi colección como símbolo de la fidelidad incondicional y nobleza de los animales, brillando incandescente. Luego, los tres hicimos una ronda alrededor de Cerbero en su cruz, con las manos unidas, y oramos al unísono con una potencia emocional que hizo vibrar la tierra. La nefasta cruz invertida se empezó a hundir, para darle acogida al entierro de mi perro, y una vez que desapareció de nuestra vista, elevamos la frecuencia, orientando el penar y repudio hacia mi medio hermano Velasco. Un grito que solo nosotros oímos en nuestra mente, de desgarrada furia y dolor extremo, sonó de forma estremecedora. Nuestra letanía lo estaba torturando intensamente, como él había mortificado a mi pobre perro. De pronto, cayó un rayo del cielo preñado de nubes deformes sobre la tumba de Cerbero, y al caer las primeras gotas de lluvia, súbitas y violentas, deshicimos nuestra ronda, y entramos a la casa. Ya solo nos queda esperar el encuentro que definirá mi fin o mi salvación. No habrá más provocaciones. Será una lucha donde alguien saldrá sin vida. Los espero en La Morgue, próximo escenario de un duelo mortal.