sábado, 22 de mayo de 2021

EDGARD, EL COLECCIONISTA- LA BATALLA FINAL (HISTORIAS DEL CUADERNO NEGRO)

EDGARD, EL COLECCIONISTA LA BATALLA FINAL (HISTORIAS DEL CUADERNO NEGRO) Hola, mis amigos. Hubiera querido no tener que contarles lo que les voy a relatar. La semana pasada, luego de oficiar un velatorio especialmente penoso, pues era de un querido amigo, mi ayudante, Tristán, captó al mismo tiempo que mi amada Aurora un oscurecimiento total de la piedra que tengo como prendedor. Corrí a ver la mayor, que también lucía negra como el carbón. La llegada de mi medio hermano Velasco era un hecho. Nos preparamos espiritual y psicológicamente a enfrentar al mal en su mayor exponente. Como si mis puertas de alta seguridad fueran de mantequilla, entró el corrupto, asombrándome con su rostro y porte: era una copia casi idéntica de mi persona. Con él había una bella mujer, de mirada dura y feroz: su madre, Samanta. Y el tercer visitante hizo que se me secara la boca del espanto: ¡mi propio padre, regresado de la muerte, con la terrible estampa que puede ofrecer un estado de descomposición avanzada! Comprendí al instante que ese zombi no era mi progenitor, sino un ser conformado por su cuerpo, sacado de la tumba con magia negra, y animado como un títere por Velasco y su madre para lograr en mí un golpe de efecto. _ ¡Por fin toda la familia unida! ¿Cómo está mi pequeño hermanito? ¿Acaso te sientes protegido al estar con Tristán y Aurora? ¡Nada más falso! ¡Solo facilitas mi trabajo! _Ya basta de juegos. Terminemos con esto lo antes posible. Impusimos los tres nuestras manos, intentando crear un campo de fuerza para repeler a los malvados. Velasco y su madre rieron a carcajadas. El zombi de mi padre sonrió mostrando el horror putrefacto de su boca plagada de gusanos. _No te esfuerces tanto, hermanito. No hemos venido solos. Trajimos más invitados a la fiesta. De pronto se materializaron cientos de espíritus de los que no habían alcanzado la luz del descanso eterno, emanando la oscura aura macabra del dominio que mi medio hermano tenía sobre ellos. Los espectros, horrorosos sus rostros sufrientes, de muecas del terrible dolor o culpa con que habían fallecido y caído en las garras crueles de Velasco, nos apresaron formando un capullo de energía nefasta alrededor de cada uno de nosotros, inmovilizándonos, y sumiéndonos en la agonía colectiva de su eterno sufrimiento y desdicha. _ ¿Viste que no era tan fácil, Edgard? Te di la oportunidad de evitarte el horror que les espera de ahora en más. Con mamá y papá tenemos la energía suficiente para transformar en esclavos abyectos a Tristán y Aurora. Sus dones serán usados para subyugar al mundo a nuestro antojo. Y tu amada tendrá un lugar de honor en mi cama, para darme una selecta progenie, algo que tú jamás disfrutarás. ´´Porque a ti te espera algo más terrible aún: para agenciarme con tus poderes, debo matarte de una forma lenta y dolorosa. ´´¿Qué te parece la perspectiva de ser despellejado vivo, mientras devoro tu don, segundo a segundo de tu sufrimiento, que durará horas? Sé que eres resistente, y cuando flaqueen tus fuerzas, te daré yo la energía para seguir vivo soportando el tormento. La idea es divertirnos por lo menos dos días. Me aseguraré de que lo aguantes. Tus amigos serán espectadores selectos del espectáculo, y cuando concluya, tendré tanto poder, que el mundo caerá ante mis caprichos. ´´Lo más divertido será tomar tu lugar. Robaré tu vida. Me haré cargo de la funeraria, agenciándome de todas las almas de este pueblo. Todos te verán como un malvado, y te recordarán así. Nadie sabrá que estás muerto, y que otro ocupa tu lugar. Velasco sacó de mi propia caja fuerte una daga curva que me había dejado mi padre. Mientras el zombi y Samanta extendían sus manos sobre Tristán y Aurora para debilitarles la mente y esclavizarlos, vi a Velasco acercarse hacia mí, entre la bruma traslúcida de espíritus que me inmovilizaban, con su arma en mano. Primero me desnudó, y se tomó el tiempo de observar concienzudamente mi cuerpo indefenso, eligiendo el lugar por dónde comenzar su maléfico tormento. Comenzó a aplicar la afiladísima hoja sobre la piel de mi brazo izquierdo, a la altura del hombro, arrancando lentamente un gran pedazo. Hice todo el esfuerzo del que fui capaz para no gritar. Sentía la lucha de mis amigos para tratar de liberarse y ayudarme, y la angustia que les causaba mi dolor, que se volvió tan intenso, que no pude evitar, casi al borde del desmayo, expulsar un alarido desesperado, a la vez que mi hermano sonreía, absorbiendo mi don desde su aura maléfica. Ya estaba por perder la consciencia. No podía tolerar semejante tortura. Velasco lo vio, y para evitar que el desvanecimiento me privara de sufrir, me envió una dosis de energía que me impidió desmayarme. Pese a mi extremo sufrimiento, mi mente se clarificó intensamente. Velasco se entretenía cortando lentamente mi carne indefensa, gozando mi dolor, y ´´tragando´´ golosamente mi poder. En vez de gritar nuevamente o suplicar clemencia, alcé mi voz, que sonó como un trueno clamoroso: _ ¡Espíritus dolientes! ¡No están obligados a ser esclavos de este malvado, sufriendo las miserias terrenales por toda la eternidad! ¡Libérennos, y yo les prometo el ascenso hacia la luz de la misericordiosa paz! Los espectros se agitaron, como saliendo de un letargo pesado, observándose entre ellos con gestos de duda, y una pequeña cuota de esperanza. _ ¡Maldito mentiroso! - Velasco estaba furioso, y mientras vociferaba, me arrancó un extenso pedazo de piel. - ¡No lo escuchen! ¡Ustedes son mis soldados, y formarán parte de mi gloria durante mi reinado! ¡Les ofrezco ser protagonistas de mi triunfo! ¡Él no puede liberarlos! ¡Y menos aún en el estado en que se encuentra ahora! _ ¡Almas cautivas! ¡Aún en mi momento de mayor dolor y sufrimiento, solo necesito de su voluntad para que accedan a la caritativa calma de la luminosidad del plano celestial! ¡Si de verdad lo desean, serán perdonadas sus culpas y errores, y este ser abominable dejará de ser su amo! Los espíritus captaron mi energía, y la compararon con la de Velasco. La gran mayoría de los espectros soltaron la sofocante trama que formaban alrededor de nuestros cuerpos. Solo unos cuantos, los que no tenían salvación continuaron con su sujeción. Los que nos libraron, pasaron a encapsular a Velasco, Samanta y el patético zombi de mi pobre padre. Ya sin la energía que me había enviado mi hermano para poder seguir sufriendo consciente, desangrándome, hice un esfuerzo sobrehumano para proseguir lúcido. Tristán y Aurora, concentraron en mí sus poderes, y los entes que aún nos sujetaban, se deshicieron en cenizas, entrando en el inframundo, a purgar allí sus pecados. _ ¡Asquerosos cerdos inmundos y traidores! ¡Suéltennos! ¡Somos sus amos! _Ustedes ya no tendrán más amo que el Altísimo, en unos minutos. Aurora impuso las manos sobre Samanta, tomando su insano poder, y la bella mujer se transformó en lo que era: una bruja horrible, milenaria, que fue secándose hasta verse como una momia espantosa que se hizo polvo mientras gritaba con chillidos infrahumanos, que parecían los graznidos de un ave de rapiña descomunal. Tristán se encargó del zombi, que solo cayó al piso como lo que era, un muerto arrancado de su tumba, desprovisto de su vida ficticia, transfundiendo esa energía hacia mi ayudante. Y yo, aun detestando el asesinato, me acerqué a Velasco, mientras tomaba su don, que huía de su cuerpo sujetado por las almas que esperaban ser salvadas. _ ¡De nada te servirá matarme, asqueroso cordero abyecto! ¡Volveré del mismísimo infierno con mi madre a reclamar lo que me pertenece! ¡Lo juro! ¡Nunca más dormirás tranquilo por las noches! ¡Te odiooooooooo….! _Pues precisamente esa es tu perdición, hermano. Le arranqué la daga curva, y de una certera maniobra, cercené su cabeza, que cayó del vil cuello que la sostenía. Este esfuerzo me hubiera derrumbado, de no tener un deber pendiente por cumplir. Nos alineamos con Tristán y Aurora, haciendo resonar en la noche una plegaria que fue liberando las almas otrora esclavas de mi maléfico medio hermano. Parecía una fiesta de luces estelares. Miraba los rostros agradecidos, mientras nos saludaban ascendiendo entre chispas de energía positiva hacia la paz del descanso eterno. Luego de ese maravilloso espectáculo, me desmayé. Desperté con mi brazo vendado, en el que quedaría una cicatriz muy fea. Eso no me importaba. Al abrir los ojos, mis queridos Tristán y Aurora estaban velando por mí, sonriendo al notar que había despertado. _Usé medicinas naturales para curar la mutilación, Edgard. Espero que no te moleste que Tristán haya colocado el pedazo de piel que te arrancó Velasco en los estantes de tu colección. Para nuestro asombro, le apareció un tatuaje: un ojo solitario, como el de tu piedra y el cuaderno de tu padre. También tomó la cabeza cortada, y la guardó en un frasco, junto a tus trofeos. Solo pude sonreír, y abrazar a mis amigos amados. Me espera un tiempo de convalecencia hasta recuperarme totalmente, pero me siento pleno, a salvo y feliz. Sé que es el momento indicado de comenzar mi familia. Los invito a La Morgue a acompañarme en mi recuperación, y ver la cabeza de Velasco, idéntica a la mía flotando en un enorme frasco, tal y como lo merecía. Buena semana, mis amigos.

EDGARD, EL COLECCIONISTA- EL AHORCADO

EDGARD, EL COLECCIONISTA EL AHORCADO Vino el comisario Contreras a visitarme en mi convalecencia, con muchas ganas de contarme algo. Una vez indagado mi estado de salud, pasó a relatarme su historia. ¬_Creo que tendrá trabajo doble apenas se reponga. El matrimonio Saravia. ´´Ella, Alina, era sumamente celosa. Armando, que trabajaba de noche como taxista, pese a saberlo, tiraba canitas al aire. ´´Alina le dijo que se haría leer el destino por Doña Remedios, la curandera, y que si salía en el tarot un engaño, que se diera por muerto. Ninguna persona en sus cabales le daría crédito a lo que dijera un mazo de cartas, pero Alina estaba enferma con su obsesión, que más allá de lo ilógico del método, tenía fundamento. ´´La adivinación predijo que Armando la engañaba con una mujer rubia, y que pronto la abandonaría, huyendo con ella, que le daría un hijo. Alina perdió por completo la cabeza. Esperó que su marido se durmiera. Lo ató a la cama, y amordazó. El hombre despertó inmovilizado, y muerto de miedo al ver a su mujer mirándolo con odio, y un cuchillo muy filoso entre las manos. ´´Le hizo una incisión en el abdomen, hasta llegar a los intestinos. Cuando los halló, tiró de ellos como si de una soga desenrollable se tratara. Me imagino el dolor agónico que debió sufrir el pobre tipo. Me estremezco de pensarlo. ´´Siguió expandiendo el rollo de tripas hasta alcanzar el gancho de la lámpara del techo. Con una silla ató los intestinos allí, hizo un nudo, se colgó, y pateó la silla. ´´Armando, aparte de sufrir su propia agonía y martirio, tuvo que contemplar como Alina se ahorcaba, hasta quedarle azul la cara, los ojos para afuera, y la lengua colgando grotescamente. La liberación de la muerte, según la autopsia, le llegó antes a ella que a él. ´´Pero fíjese, Edgard, que tarot o no tarot, Alina y Remedios no estaban equivocadas, porque encontramos los cuerpos gracias a que Sofía, la amante de Armando, nos llamara preocupada, contándonos de la desaparición del hombre, que había planeado escapar con ella de los celos enfermizos de su esposa, y comenzar una nueva vida. Nos contó, además que estaba embarazada. ´´En principio, solo fuimos a corroborar porque Sofía estaba histérica, y no queríamos que por los nervios le ocurriera algo, más en su estado. ´´Imagínese lo que sentimos al encontrar el cuadro del hombre destripado, y la mujer ahorcada, ambos rodeados por una nube de moscas verdes, con un olor nauseabundo flotando en el infernal ambiente. ´´Luego de que se llevaran los cuerpos, indagamos entre los vecinos, que nos indicaron averiguar con Doña Remedios, y cerramos más o menos el cuadro de la situación. ´´Le cuento que en la autopsia, encontraron entre el tajo horrendo del triperío, tres cartas de tarot, que Remedios notó en falta: El loco, La muerte, y El ahorcado. Sé que no es lo correcto, pero se las traje, porque no esclarecen la situación más de lo que los testimonios de los cuerpos, la amante y la curandera. ´´¿Qué opina sobre el tarot, Edgard? ¿Puede ser que prediga así, tan cabalmente, el destino? _Pienso que interpretamos los que intuimos, en gran medida. Hay gente con el don, eso lo sabemos bien. Pero Doña Remedios, lo que maneja es la sabiduría de los años, el conocimiento de la gente. Y tiene la oreja bien parada para los chismes del pueblo… ´´Le agradezco, Contreras, por las cartas. Calculo que ya voy a estar listo para oficiar los velatorios de los difuntos, y conseguir la paz para sus almas. Creo que no deben estar tranquilas en este momento… ¬_Eso supongo. Morir de esa manera es algo terrible. Parece, amigos, que pronto vuelvo a trabajar. Y les dejo un consejito: no se dejen influenciar por un dictámen leído en un mazo de naipes. El destino lo construimos con las decisiones que tomamos a cada instante. Los espero en La Morgue, si quieren ver las cartas sangrientas, entre el resto de mi querida colección.