jueves, 1 de julio de 2021

EDGARD, EL COLECCIONISTA- EL ROMPECABEZAS

EDGARD, EL COLECCIONISTA EL ROMPECABEZAS Vino a visitarme Mercedes, una mujer cuyo marido estaba denunciado como extraviado. La historia que me contó, junto con una petición, fue bastante perturbadora. _Acá tengo los ahorros de toda mi vida, para cumplir con la última petición de mi esposo, Gregorio. ´´Él era infiel, y yo lo sabía. No me importaba mucho, a esas alturas, pero lo que deseaba con toda mi alma era tener un bebé. ´´Se negaba con las excusas más variopintas. Yo tenía colocado un DIU, a pedido suyo. ´´Como me venía engañando hacía años, no tuve reparos en hacerle trampa también: Me hice sacar el dispositivo, y casi inmediatamente, quedé embarazada. ´´Las malas lenguas, que nunca faltan, me informaron que su actual amante estaba esperando mellizos de Gregorio. Me indigné absolutamente. Tanto tiempo privándome de la posibilidad de ser madre, y él haciendo hijos por ahí. ´´Con mucha ira en mi interior, le conté de mi embarazo. ´´El miserable se enfureció y me levantó la mano. Tomándome del pelo me dijo que me practicara un aborto, que nunca se haría cargo de un niño con mis genes de bruja. ´´Con una helada calma, le dije que sí, que buscaba la cartera, y me ocuparía de eso. ´´Lo que busqué fue un hacha entre sus herramientas. Debería haberle sacado una foto: impagable la expresión de pavor y sorpresa en su miserable cara. ´´No sé de donde me salieron fuerzas, pero el punto es que, con cada golpe de hacha, le hacía volar un pedazo cercenado de su cuerpo. Gritó como un cerdo en el matadero, pero nadie indagó nada, acostumbrados los vecinos a nuestras discusiones constantes. ´´Cuando finalmente colapsó, la habitación parecía un matadero. Hasta en el techo había sangre y pedazos de carne pegados, colgando. ´´No terminó allí mi furia. Lo seguí cortando en trocitos, y los puse en una carretilla de albañil. ´´Hice el recorrido por todas las casas de las amantes que había tenido durante nuestro horrible matrimonio, y dejé un pedazo de él en las puertas de cada una. ´´Hablé con el ex marido de una de estas señoras. Es abogado penalista, y me aseguró que, si confesaba, lograría que caratularan mi accionar como emoción violenta, más aún porque Gregorio me engañaba, y me quería obligar a abortar. Mi abogado es el esposo de la mujer que espera mellizos. La dejó no bien comunicó las ´´buenas nuevas´´ al marido: el hombre tenía hecha una vasectomía, lo que nunca comentó. ´´Sé que tomará la defensa muy en serio. Lo ve como una forma de venganza, y yo no tendría problemas de ir a la cárcel, con la enorme satisfacción de haber carneado a ese malnacido, pero quiero que mi bebé tenga una vida plena y normal, disfrutando del amor de su madre. ´´Aclarado esto, voy al punto de lo que me importa: el imbécil de Gregorio creía que para descansar en paz deseaba un velatorio con toda pompa. Siempre que salía el tema de la muerte, repetía eso. ´´Ya se me fue el odio que cargaba encima por su egoísmo y maldad. Quiero cumplir su último deseo. ´´No va a ser fácil, Edgard. Tendrá que armar a Gregorio como a un rompecabezas de carne y hueso, y esmerarse si falta algún pedacito. Estaba cegada por la ira cuando lo trocé. Confío en su reputación. El comisario me espera afuera. Le conté todo, así que me envió con usted, antes de comenzar mi prisión domiciliaria. ´´Me dijo que es un artista en el tema. Confío totalmente en su pericia. ´´Pido disculpas de antemano. Cuando junten todos los trozos de Gregorio, se los traerán para que lo ensamble, y sus innumerables ´´viudas´´ lo despidan. ´´Me pidió el comisario que le diga que una vez concluidos los peritajes forenses, le traería el hacha para su colección, ya que al confesar yo, el caso está más que claro. No bien terminó su elocución, y me entregó el dinero, se retiró luego de darme un apretón cordial de manos. Se la veía muy feliz, tranquila y realizada. En unas horas me traerán el rompecabezas humano, y el hacha, que tendrá un lugar en los estantes de mi querida colección. Nunca, amigos, se metan con los sentimientos de una madre. Pueden tolerar muchas cosas, pero jamás dejarán que lastimen a sus hijos. Gregorio lo aprendió de muy mala manera… Quedan cordialmente invitados a La Morgue, si quieren ver cómo me las arreglo para componer el cadáver destrozado, y escuchar las historias de mi colección.