lunes, 25 de enero de 2021

#domingodehistorieta La caja

#domingodehistorieta La caja Viene el momento mágico. Mamá le dejó a mano ´´la caja´´. Cuando aprendió a leer, accedió al micro mundo de cartón, lleno de historietas. Las frases hirientes de la semana se desvanecen en la primera hoja de dibujos y viñetas. ´´¡No se junten con el gordo chancho harapiento!´´, se pierde en el olvido. Patoruzú no es lindo. Ni siquiera se viste bien. Pero es fuerte, bueno, poderoso. Y su hermano, obeso, como él mismo, es querido y respetado. Y si lo agreden, se defiende con un contundente panzazo. Se mete en cada cuadradito, ingresando a un portal que le abre el triunfo del bien y la justicia, algo que no conoce en el patio de la escuela, ni en las calles que circundan su humilde casa. Imagina al poderoso indio aleccionando a sus torturadores. Donándole plata a su madre, para que pueda salir del barrio sumergido en la pobreza. De las carencias que le hacen llenar la panza de su hijo a puro pan, arroz y fideos, que los traga para tapar un vacío más allá del hambre. El espacio enorme y silencioso del padre ausente, evaporado entre recuerdos violentos. Las manos enrojecidas de la vieja, a veces sangrantes, de limpiar mugre ajena. Las dádivas de ropa vieja y raída que le queda chica por su panza desbordada de bronca y frustración, drenando las penas masticando el sabroso veneno que lo transforma en ´´el gordo´´, que le roba la identidad de su nombre, y el derecho a ser integrado sin burlas crueles entre sus pares. Pero los patrones le regalaron a la vieja ´´la caja´´, y nota que ese apetito lleno de angustia se satisface mejor con las historias heroicas de Patoruzú, que con los bollos de pan con manteca tragados compulsivamente. No sabe que ha iniciado un camino hacia una pasión que no tendrá forma de frenarse. Que hará lo posible por conseguir más historietas, y como no podrá comprarlas, él mismo irá adquiriendo habilidades para dibujar y escribir. Que sin darse cuenta calmará así el hambre enfermiza que el indio aplacó en primera instancia. No sospecha que llegará a la adolescencia con un talento forjado en la tozudez del que carece de recursos y se los inventa, y que, aunque se seguirá sintiendo inconscientemente siempre un gordo, será un pibe esbelto y luchador que triunfará con un don que él tomará con la naturalidad inocente con que Patoruzú enfrentaba a los malvados, y los redimía, incluso. Pero ahora, ´´el gordo´´ lo ignora. Se limita a degustar los tesoros de la caja, y a dejar abiertas las puertas por donde años después logrará hacer entrar el exorcismo de las penas, y la sanación de sus heridas con el arte…