sábado, 20 de febrero de 2021

#sábadodeexcesos FERNET MALEVO

#sábadodeexcesos FERNET MALEVO Si despertarte en pelotas sobre un sillón en medio de una plaza, con la sensación de que pequeños gnomos te están masticando el cerebro macerado en alcohol, no es lo suficientemente confuso y desconcertante, el horrendo y claustrofóbico grillete de un anillo en el dedo izquierdo que disfrutó a pleno libertad toda su vida, es la introducción perfecta a una película de terror espeluznante. Al toque, entre el latido de mis sesos resacosos, me percaté de que tenía compañía en mi estrafalario lugar de reposo. -¡Buenos días, mi amor! Nuestro primer despertar como esposos… Observé a la tipa que me saludaba, no menos hecha mierda que yo. Logré reconocer, tras capas de arrugas, sobrepeso, y maquillaje tétricamente corrido, a mi primera noviecita de la adolescencia, Dolores. Igual que yo, Dolores sufrió los avatares de la edad en forma desastrosa. Poco quedaba de la muchachita fresca por la que alguna vez había suspirado. Pero algo no había cambiado para nada: su mirada. Supongo que es el sello de agua de los seres humanos. La saludé sacudiendo la mano como un boludo, intentando recordar los eventos que me condujeron donde estaba. Miré a mi alrededor para orientarme. Se levantaban como zombis, de bancos o del mismo piso, el cura, el intendente, un locutor apolillado, cantantes hambreados, celebridades locales, y vecinos. Todos mareados y confusos. Entonces recordé mi regreso al pueblo natal, en honor a la celebración de sus fiestas patronales, invitado como héroe, ya que había conseguido el auspicio de una marca berreta de fernet para solventar los gastos de la fiesta. El laburo con la empresa de bebidas me había brindado una última dosis de respetable dignidad, luego de muchos meses de desempleo y malaria. Y proponer la entrada de la marca en mis pagos, para imponer el brebaje en un nuevo mercado, me dio la venia del jefe para consolidar mi dudoso prestigio, más ordinario aún que los ingredientes del fernet. Junto con los auspiciantes, se acordó que unas bellas promotoras, a cierta hora de la velada, repartieran a la concurrencia, al iniciar el bailongo, sendos vasos de ´´Fernet Malevo´´, con bebida cola. El calor asfixiante, el ejercicio del baile disparando ríos de transpiración, y la sonrisa invitadora de las chicas que lo repartían, hizo que se consumieran cantidades exorbitantes de bebida. El porcentaje de alcohol del producto debía ser similar al de un vodka ruso pensado para beberlo a menos cuarenta grados bajo cero. Difusamente, se me vino una escena donde rememoraba amorosamente con Dolores nuestro noviazgo prehistórico, y luego, en un salto de plano, me vi rubricando unos papeles frente al juez de paz y al cura añejado en sotana de roble, ambos abrazados para no caerse de la mamúa, mientras me felicitaban, con una voz no menos pastosa que las de un público trastabillante, que gritaba como demente: ´´¡Vivan los novios, carajo!´´. Los empresarios de la cámara de comercio firmaban, en plena borrachera, un acuerdo con uno de los ejecutivos que llegó conmigo, única persona sobria entre la bacanal de beodez. Luego de las firmas, subieron a las promotoras en las combis y se tomaron el palo, abandonándome a mi suerte como hombre casado, en mi remoto pueblo de la infancia, en la misma loma de la mierda. Dolores vio mi cara de espanto y horror. Con esa mirada bella y calma que la transformaba nuevamente en la chica perfecta, me dijo, mientras me alcanzaba mi ropa, casi en un susurro: -Tranquilo, Facha. ¡Facha! Hacía veinte años que nadie usaba ese apodo, que me quedaba bastante ridículo, dada mi apariencia. -Es verdad que nos casamos, pero no te preocupes. Es solo una puesta en escena. ´´Este pueblito se quedó en el tiempo. Lleno de chismes y prejuicios. ´´Mi viejo, con la mente más cerrada que ninguno, se está por retirar de su negocio en la empresa. Y si persistían los rumores sobre mí, en vez de entregarme la presidencia, que me la gané con años de esfuerzo y sacrificio, se la iba a dar al inútil mantenido de mi hermano. El idiota haría mierda el negocio familiar en pocos meses. -¿Qué rumores, Dolores? -Soy lesbiana, Facha. Tengo pareja. Sé que en la ciudad, esto te debe parecer inverosímil, pero acá, el tiempo atrasó su curso en cuanto a las mal llamadas ´´buenas costumbres´´. ´´No confiaba en nadie de aquí para hacer un acuerdo razonable que me liberara de perder mis derechos. Entonces, como una bendición, llegaste vos, el único tipo que no me traicionó nunca en la vida. Te lo conté todo anoche, pero estabas muy tomado. ´´Aceptaste el trato. Como mujer casada, me quedo como presidente de la empresa, y vos sos ahora un hombre rico y libre. Porque no te voy a coartar la vida en absoluto. ´´Lo único que te voy a pedir, es que oficialicemos la unión en una ceremonia más formal, con todo el mundo sobrio, y que hagas el papel de marido feliz. ´´Después te podés ir de viaje de negocios el tiempo que quieras, mientras vuelvas cada tanto, para cumplir tu personaje. -Me dejás sin palabras, Dolores. ¿De dónde sacaste este anillo? -Es el que uso con Estelita, mi gran amor . Tiene dedos grandes. O vos, muy flacos… -Esto es lo más loco que me pasó en la vida. -¿Te arrepentís? -Para nada. ¿Puedo pedirte un favor? -Por supuesto. -Brindemos con ´´Fernet Malevo´´, así no se rompe el hechizo. Ella se rió. Su risa, al igual que su mirada, tampoco había cambiado…