lunes, 15 de junio de 2020

#MismoInicioDiferenteFinal Vidas robadas-

Vidas robadas- Jean caminaba a paso rápido sin destino. Las nuevas cerraduras le hacían casi imposible su trabajo. Y es que Jean era un ladrón de casas. Pensaba en sus opciones cuando de pronto vio…Una puerta con las llaves puestas. Se detuvo y se giró buscando al dueño, pero no había ningún alma en la calle. Giró la llave y entró a una vivienda que parecía vacía. Maldijo por lo bajo. -¡Hola, soy vendedor de seguros! ¿Hay alguien en casa?- preguntó, mientras se adentraba a explorar. La sala principal solo tenía muebles viejos y destartalados. En una de las habitaciones, encontró, en una mesa de luz polvorienta, billeteras con dinero, y diversos ornamentos. Algunos eran basura sin valor, pero otros, eran de oro. Se le abrió de asombro la boca al ver un diamante auténtico, y unos fantásticos gemelos. -¡Bingo!-se dijo, mientras guardaba el tesoro. Era todo muy extraño. Quizá había caído en la guarida de un colega. Solo daría una vueltecita rápida, y desaparecería raudamente. Sonrió al imaginar la cara del tipo al ver que su estúpido descuido le había costado el botín… Hizo un tour por el lugar, hallando una cocina sin nada aprovechable. Le llamó la atención la cantidad de bolsones de comida para perro acumuladas, entre la dejadez y el polvo. Llegó a un pasillo, con una puerta al fondo. Se acercó a la misma, y se sobresaltó al escuchar sonidos amortiguados. Su primer impulso fue huir con presteza, pero ¡ay!, esa maldita curiosidad, que lo instaba a meterse siempre en problemas… Abrió sigilosamente la puerta, evidentemente, de un sótano. Los ruidos se hicieron más nítidos. Eran gemidos, quejas. Con una sensación de irrealidad, prendió el interruptor, deshaciendo la penumbra, y descendió los escalones. Sabía que no podría dormir por muchas noches si se quedaba con la intriga… La visión con que se topó lo paralizó unos segundos. El lugar estaba lleno de jaulas. En cada una de ellas, personas desnudas, amordazadas y maniatadas, de distintas edades, forcejeaban en vano, intentando quitarse las ligaduras de sus manos. Todos tenían la más variada gama de laceraciones en el cuerpo. Algunas estaban vendadas. Otras, ya eran cicatrices. Jean se acercó a una jovencita, de entre todos los que lo observaban con miradas implorantes. Introdujo su mano entre los barrotes, y no sin esfuerzo, le consiguió correr la mordaza. -¡Ayúdanos, por favor! ¡Volverán en cualquier momento! -¿Qué les ocurrió? ¿De quiénes hablas? -¡Nos secuestraron unos locos! ¡Nos encerraron para torturarnos! ¡No tienes idea las cosas horrorosas que nos hacen, mientras un insano filma! ¡Nos alimentan con comida para perro, y nos obligan a realizar los actos más abyectos que puedas imaginarte! -¿Cómo abro estas jaulas? Tienen candados… -¡Solo sal corriendo de aquí y pide ayuda! ¡Tienen las llaves encima! Jean miró a su alrededor, para ver si había algo con qué romper los candados. La idea de ir a la policía por auxilio, no le hacía mucha gracia. Lo conocían demasiado allí. Muchos ojos sesesperados lo urgían a encontrar una solución. -¡Apúrate, por Dios, ya están por llegar! ¡Dejan como cebo las llaves puestas en la cerradura de la casa! A Jean se le heló la sangre en el cuerpo. Antes de darse vuelta para huir, buscando ayuda, la mirada horrorizada de la chica le indicó que algo estaba más que mal. Un golpe en la cabeza lo sacó de circulación. Cuando despertó, dos tipos encapuchados, con un montón de herramientas escalofriantes, lo tenían tendido en una camilla, con la cámara dispuesta a filmar. -¡Bienvenido a nuestro humilde morada! ¿Preparado para ser una estrella de la Deep web? ¿Sabes qué te abrió la posibilidad de la fama que compartirás con tus amigos? La costumbre de entrar sin permiso a lugares donde no debes husmear…Como tus compañeritos. Relájate. Empezaremos con algo…leve. Iremos de menor a mayor. La cámara se encendió, mientras Jean amordazado y maniatado, veía acercarse el escalpelo a su entrepierna desnuda…

No hay comentarios.:

Publicar un comentario